Día 5

Diario del año en que no tuvimos deporte

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Foto: Captura FIFA 2020
Le estoy pidiendo a un amigo que transmita un partido de FIFA por su celular. Y que en la medida de lo posible lo veamos varios al mismo tiempo y podamos gritar los goles, o putear. Aunque en el Fifa no se puede putear al juez y tampoco al rival, porque es requisito imprescindible que el rival se sienta puteado. ¿Para qué uno va a putear si al del otro lado le da lo mismo? Y a la máquina le da lo mismo. Al juez del FIFA no lo podés putear porque no se equivoca o sí se equivoca, pero no sabemos cómo, ni podemos ver tanto el replay y decir cosas como “lo toca abajo pedazo de un delincuente”, o siempre está el amigo más calmo que puede decir “es humano, hay que entenderlo”. A entender a la entendería, que me dé ese penal, delincuente. Y además este no es humano.

También leí de paso que algunos están pidiendo VAR en el FIFA, lo cual me resulta muy extraño, porque en definitiva, es como que ya el FIFA es el VAR. Es como pedirle que simule equivocarse para luego rectificar. ¿Para qué? Si puede acertar de primera. Al final nos gusta el circo.

Esto me hace acordar a una anécdota que me contó un amigo juez de basquet. Dice que en en sus primeros partidos un juez veterano y mañoso le explicó un truco que más o menos era así. El tipo decía que si uno se humanizaba, se acercaba al jugador y se ganaba el respeto. Entonces en un partido que arbitraban juntos le hace una demostración y le dice mirá, ahora voy y me equivoco a propósito. Entonces, el juez veterano, en una jugada entreverada abajo del aro, va y cobra un saque para allá, cuando él sabia que era para acá, se equivoca a propósito, y enseguida corrige. Porque en realidad todos la vieron, y ya hay un par de jugadores que están abriendo los brazos. Pero el juez se golpeaba el pecho fuerte y dice “mal yo, mal yo”, para acá es el saque, no para allá. Y todos entonces dicen “fa, qué cra, como sabe reconocer sus errores este señor”. Si lo habré puteado a ese juez, por dios.

Tenemos entonces que las consolas de videojuegos han pasado a ser un elemento que vale y mucho. Los juegos en general, por supuesto. Uno recuerda, qué se yo, que tiene un situación límite en su casa, y lo mira con cariño, un dominó, las cartas, un ludo igual. Nunca entendí la fascinaciòn de los españoles por el ludo. Los jugadores siempre van en el avión jugando al ludo, y pegan unos gritos increíbles cuando pasan cosas, si es que pasan cosas en el ludo. Y encima le dicen parchís, que suena a estornudo, y por tanto no es buena idea en estos días.

Pero las consolas tienen eso de adictivo que tanto puede hacerte odiarlas como amarlas, esa capacidad para blanquear el cerebro, para poner en suspensión la cabeza y solo dejarse llevar por un macaco que va tirando tiros, o por un auto a toda velocidad. Suspendés el razonamiento. Claro, habitualmente esto tiende a ser peligroso, porque por ahí te pones a jugar y pasan tres horas, y no hiciste nada de lo que había que hacer, ni colgaste la ropa, ni sacaste al perro, ni cambiaste ese enchufe que hace tres meses está roto y tenés un alargue atravesado. Encima ya vas tarde al trabajo.  

La cosa es que este amigo tiró en un grupo de whatsapp que estaba jugando una partida con el Atlètico Madrid y que le había ganado la vuelta de los cuartos de final de la Champions al Real Madrid, de visitante y en alargue. Parece que 2 a 1 terminó el partido, y a mí me dieron muchas ganas de haberlo visto. Sinceramente, no sé si será deporte o no el FIFA, es una discusión que puede tener sentido en un mundo normal, pero para mí en este momento, es deporte. Estoy incluso pronto para jugar al ludo.

Pero a lo que iba es a que rápidamente se armó un pequeño grupo de adeptos a la idea de ver el partido, incluso ya tenemos relator y comentarista, y se está explorando cuál es la app o programa ideal para estar entre todos viendo el partido. Creo que hoy vamos a jugar la final de la Copa del Rey contra, de nuevo, el Real Madrid. ¿Se imaginan si ganamos? Eliminarlo de la Champions y ganarle la Copa del Rey, se mueren. Impresionante, pero ta, hay que tomárselo con calma, partidos son partidos.