Mueve el Totó

Las “cabecitas”, el poder y el periodismo decadente del dios Toto.

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Gran revuelo se ha armado en los últimos días gracias al episodio Da Silveira – Jonathan Rodríguez – Peñarol – Benfica y varios etcéteras. Vaya si el Toto ha movido el avispero. Parece fácil alzar la voz ahora que, luego de décadas de silencio, el carro parece llenarse de gente. Pero las declaraciones del tristemente célebre Doctor del periodismo deportivo (futbolístico a secas en realidad, si no recordemos el episodio con Andrés Silva) hacen que no se pueda permanecer indiferente, y no para pegarle en el piso al “Toto”, sino para pegarle a lo que a lo largo de todo este tiempo ha representado, que lamentablemente goza de muy buena salud.
 
Hablar de la vida privada de los jugadores, “matarlos” porque no le dan una nota, encabezar campañas para echar técnicos, lo ha hecho Da Silveira a lo largo de los últimos 20 años por lo menos, que son los que recuerdo más o menos gracias a mis 25, pero podríamos afirmar que lo hace desde hace 50 sin temor a equivocarnos. Entonces, ¿qué es lo que sorprende? ¿Por qué tanto revuelo esta vez?
 
Quizá porque esta vez, con sus dichos, perjudicó a sus “amigos”, esos que el “Toto” tiene por miles, casi como Roberto Carlos. Sus amigos de verdad, los apoltronados en el poder desde hace años, los que manejan el fútbol y otras cosas también. Esta vez se metió con 7 palos verdes de algunos de sus amigotes.
 
¿Nunca escuchamos al “Toto” hablando de la “cabecita” de los futbolistas, con el planteo más retrógrado y elitista? ¿Nunca lo escuchamos hablar de los pobres jugadores, unos pobres tipos de familias pobres con una pobre educación y unos pobrísimos valores que los harán vivir (si es que no llegan a ser cracks mundiales) una pobre y socialmente inútil vida? No como él, un profesional de nivel internacional con una ética intachable. Lo que seguro nunca escuchamos es que el Doctor hablara del whisky que bebía el Contador, o los popes de la Conmebol, o de algún colega suyo dándole de punta y hacha a la Vesubio en el estudio.
 
Si investigáramos un poco, ¿a cuántos punteros derechos de Central Español les habrá dicho lo mismo que a Jonathan (suponiendo que alguna vez en su vida vio un partido en el Palermo, u otra cancha ajena al Centenario)? Seguramente le bajó la caña a muchos, pero eso nunca despertó reacción alguna, o por lo menos no tan fuerte como la de estos días.
 
Porque en esa “cabecita” lo que importa no es el deportista, lo que importa es el status, la guita y hacer los mandados a quien corresponda. Por eso la disculpa del “Toto” omite deliberadamente a Jonathan Rodríguez y a su familia; la disculpa es para los nenes que se quedaban sin los verdes en el bolsillo.
 
¿Y la Mutual? No sé si todos leímos el comunicado que emitió sobre el tema, que francamente me pareció muy certero. Pero, si hace tanto que Da Silveira hace lo mismo, según el propio comunicado dice, ¿por qué esperar 25 años para plantarse con firmeza? Quizá porque hay otras cuestiones de fondo, vínculos con los dueños del fútbol que lo impedían en su momento, pero que hoy dieron carta libre. Quizá en algún momento los verdaderos protagonistas del deporte, los deportistas, deberían pronunciarse con la misma firmeza con algunos personajes nefastos con los que hoy se revuelcan felices como chanchos.
 
De unos años a esta parte venimos presenciando la caída del gran “Toto”. Ya dejó de ser la referencia, con mayúsculas, ya no tiene la audiencia que tuvo en otro tiempo. Quizá este episodio, que era evidente que en algún momento iba a suceder, lo termine de hundir, a pesar de la defensa acérrima de muchos de sus colegas (por favor, leer el comunicado del Círculo de Periodistas Deportivos) y de otros tantos que, callados, esperan que pase la tormenta para volver a colocarlo en su eterno pedestal. Él podrá no volver, pero su forma de hacer “periodismo” sigue intacta, y eso es lo que preocupa.
 
Este que escribe y opina porque lo dejan opinar es un estudiante frustrado de Comunicación de la UdelaR que abandonó dos veces la carrera. Si de formación en comunicación se trata dejo muchísimo que desear. Dejo tanto que desear como otros que son referentes periodísticos y salen en cuanto medio haya en la vuelta, y que reproducen y amplifican cada vez más la misma “cabecita” periodística del “Toto”, la del mandado, la de colocarse del lado del poder, la de mirar para el costado cuando la mano viene brava.
 
Quizá habría que valorar más al deportista. Quizá habría que opinar con fundamentos. Quizá habría que investigar. Quizá habría que leer un poco, que estudiar. Quizá habría que dejarle algo que valga la pena al lector, al oyente. Quizá habría que aportar para que ese deporte que amamos sea un poco mejor, más justo, más democrático. Quizá la mano venga por ahí, y aunque estemos lejos, muy lejos de eso quizá, de a ratos algunos, como podemos, lo estamos intentando.
 
De yapa, las perlitas del archivo del “Toto”, y de algún otro adalid del periodismo también: