La continuidad de Almada para este año aseguraba la continuidad de un proceso. Ya van tres años de que Guillermo nos sacó del CTI con aquel equipo con Petete Correa y compañía. El técnico nos hizo volver a las raíces, a la pelota por abajo, a la tenencia, a acostumbrarnos a ganar.

Y no voy a negar que me costó entender a Almada, me costó entender que lo de él era un proceso y no algo pasajero. Reconozco mi error, yo pensé que Almada armaba equipos para salir del apuro. Hoy todos los darseneros nos damos cuenta que hace dos años venimos jugando a lo mismo y que cada año mejoramos lo anterior.

Los Techera, Rodríguez, Olaza, Casas, Santos y tantos etcéteras vienen trabajando callados, hace rato, tanto rato hace que la memoria no les falla, y cuando Torrecillas levanta la cabeza sabe que tiene a alguien bien ubicado por la paralela o por el medio para tirarle una pared. Eso es laburo, eso lleva tiempo.

River está en la segunda fase de la Sudamericana por varios aspectos: por prolijo, por atrevido y por trabajador.  Todos nos preguntamos si Blooming es medida, el tiempo lo va a decir. Solo puedo asegurar que si River afinaba la puntería en el Franzini la goleada iba a ser histórica.

4-4-2 en defensa y 4-2-4 en ataque, lo mismo de los últimos dos años pero mucho más afinados físicamente. La mano de Tulbovitz se nota: Montelongo vuela, el Kili González parece de 17 y Hamilton Pereira parece Xavi. No mentira, pero anda volando.

En la que viene hablaremos de las altas y las bajas, ahora dejame gozarla un rato, porque me parece que somos el único equipo Uruguayo que pasa de fase.