Volvió la alegría al barrio
No molesten, hoy el barrio está de fiesta.
De la previa
La expectativa se hacía sentir desde antes que comenzara el partido. Había ansiedad para ver cómo funcionaba el equipo con el retorno de Favaro. Así lo delataba la gran cantidad de gente que se acercó a Belvedere. Los bombos, las banderas, los papelitos y el aliento de la banda cerraban un marco hermoso bajo el sol dominical.
Jugábamos contra un gran equipo, un partido a priori de los perdibles.
Del equipo
Hasta que todo empezó. Sorprendió ver la dinámica que por momentos mostró el equipo, anulando a Defensor y abriendo las bandas con gran dinamismo. Más teniendo en cuenta tres cosas: que era el primer partido después de la pretemporada, que el equipo recién se está conociendo, y que Defensor es un cuadro que prácticamente mantiene la estructura del año anterior.
Estos tres factores casi no pesaron en el desarrollo del partido, lo que nos demuestra un gran trabajo del cuerpo técnico y un buen acoplamiento del equipo al planteo del entrenador.
De los nuevos
Jugaron 7 jugadores nuevos, más Guille De Amores que no había tenido muchos minutos el torneo pasado. Debemos destacar el gran desempeño de Gastón Filgueira y del “Tito” Ferro. El primero cerró muy bien el lateral y se proyectó con criterio al ataque, acompañó a los armadores con gran prolijidad. El segundo raspó, corrió y siempre trató de jugar la pelota limpia para los armadores o abrir la cancha.
En un segundo escalón ubicamos a Miguel Puglia, que jugó menos minutos pero le puso mucho picante al ataque y tuvo importante participación en el gol.
Del resto, la mayoría no desentonaron, pero lo más importante es que todos sintieron la camiseta negriazul.
De los viejos
Queremos resaltar aquí al “Papo” Barboza: cada día juega mejor. Asimismo lo hecho por Tamareo, que corrió mucho y se lo notó mucho más cómodo en este esquema de juego. El “Papa” Pezzolano fue un Capitán y lo de Christian Almeida emociona.
Del partido
No dominamos todo el partido, pero el equipo siempre demostró esa intención. Los laterales proyectados al ataque, el juego por bajo, la triangulación permanente de mitad de cancha hacia adelante, la ferocidad de Aguirre en cada pelota y la presión al momento de recuperar la pelota fueron los pequeños signos que demuestran ese propósito.
Los minutos pasaban y Liverpool no se conformaba con el empate, propuso, tiró el cuadro arriba en busca del partido. Cuando todo se esfumaba la magia en los pies de Rodrigo, tras la jugada de Pezzolano y Puglia, el remate de la pantera se hacía interminable, de zurda y contra el palo para que la fiesta se desate.
¿Qué quedó?
Alegría, mucha alegría. El entusiasmo de ver a un cuadro que intenta jugar bien, de jugadores que
sintieron la camiseta, de un grupo al que se lo nota unido y una comunión con la hinchada que renace poco a poco.
Alguien preguntará si fue todo color de rosas, si no hay nada para criticar, a lo que respondemos: no molesten, hoy el barrio está de fiesta.