Hoy se enfrentaban dos escuderías. Una de antaño y otra con proyección a futuro. La BMW violeta versus el cachilo negro y blanco. En esta carrera muy desigual se demuestra a las claras lo que es uno y lo que es otro; ambos son equipos chicos pero con diferentes objetivos, uno codeándose con sus pilotos por la pole position y estar siempre peleando en la categoría por equipos, otro que pelea por la carrera de los 3 por no irse de la A.
 
Uno rara vez da cabida a sus promesas del futuro y si en una de esas sale alguno bueno así como se destacó se fue de nuestras filas tanto o más rápido que lo que usted demora en leer esta columna. En esta carrera contra el destino que es tan real hay similitudes entre ellos, y años luz de distancia al mismo tiempo. Ambos están enclavados en barrios pudientes y de mucho dinero, pero uno de ellos quedó estancado en el tiempo (arriesgue mi amigo que acierta seguro).
 
El cachilo causa agrado para los de afuera y nostalgia para el que lo ve a diario, la BMW violeta causa envidia en propios y extraños, rencor y resquemor en aquellos que no vivan por sus colores. Si lo traspolo a la patente, la nuestra está exonerada y libre de presiones y la BMW sale cara pagarla religiosamente mes a mes. Esa infraestructura que maneja desde hace mucho tiempo, permite que esta concesionaria mueva a sus empleados a lo largo y ancho del país en busca desde la siembra del mejor aceite, el mejor motor nuevo, la mejor bujía, los buenos rulemanes, las mejores ruedas el mejor chasis para que cuando ya están acostumbrados a ganar desde las divisiones menores la llegada a las grandes competencias no sean nada tortuosas.
 
Tiene gente que lo sigue, un espacio para ellos mismos, se preocupa de los niños en su día; mientras el cachilo va, busca entre la hojalata y el requeche algunas piezas que hagan que la vieja maquina siga moviéndose despacito como se mueve. Esto fue un símil de lo que es Miramar Misiones y lo que es Defensor Sporting.
 
Miramar un equipo que agrada a la gente y le arranca una sonrisa pero no jode ni molesta a nadie, ni pelea nada. Sin complejo de inferiores, una sede milagrosamente conseguida, una canchita presentable y más nada. Defensor todo lo contrario un club social y deportivo, compitiendo en todos los campeonatos (sin salirse de su presupuesto), FORMANDO GANADORES desde pichones, una bellísima cancha, un notable complejo de fuerzas básicas, profesionales de primera línea (técnicos, gerencia deportiva, preparadores fisicos, nutricionistas, psicólogos, captadores, etc). ¿Imagínese el resultado cuál podría ser y a favor de quién?
 
El cachilo puso todo lo que pudo después de que en los primeros tramos fue dominado y una vez entrado a boxes cambió su accionar pero nunca pudo llegar a más de 60km/h mientras la bemba con poca gasolina y ahorrando lo que le quedaba de carrera llevó el auto en punto muerto para alzarse con la victoria con lo justo y sin sobrarle nada.
 
Esas son las realidades de un club con los pies en la tierra y el otro que es como la canción de Alberto Cortez, construye castillos en el aire donde nunca nadie pudo llegar usando la razón.