​Ese segundo fatal

Dos remos enormes. Una bola. Treinta segundos. Eso tuvimos, a eso estuvimos. Bohemios debutó con derrota.

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Dos remos enormes. Una bola. Treinta segundos. Eso tuvimos, a eso estuvimos. Bohemios debutó con una derrota que pudo ser peor, pero que también pudo ser victoria.

Primero, ir hasta el Mercado con lluvia, con el 128 que no pasa, con el amigo en auto que te salva… Pero con ese “qué se yo” del arranque de temporada. El primer partido tiene eso, vale la pena pase lo que pase.

Uno carga ansiedad, sueños, recuerdos, ilusiones e incertidumbre. Entrar a la cancha, ver a los jugadores calentando, ver los colores, esos colores, ver como la tribuna se va llenando, aunque esos casi 300 que llenan sean pocos para otros.

Los saludos, los reencuentros. Ese es un buen punto, el de esa gente que solo ves en los partidos de tu cuadro, pero que la saludás como si la hubieras visto ayer, aunque no lo veas desde la Liga pasada.

Tras la celebración del regreso en sí mismo, el partido. Un primer tiempo para el olvido, en el que llegamos a perder por 22 y que terminamos sacando barato: 13 abajo al descanso. Y después los remos.

Toooodo el segundo tiempo remando. Desprolijos casi siempre, medio doma, pero arrimándose. Y sobre todo, marcando mucho mejor que en la primera parte.

En la recta final la arremetida que parecía imparable, por lo menos a mis ojos de hincha... Y nos pusimos a uno. Marcamos a morir. Recuperamos la bola. Vamos que podemos. En una décima de segundo que pareció en cámara lenta, la perdimos en nuestra llave, en la salida. Gol y “fau” pa’ ellos… y las caras congeladas, buenas noches...

La lluvia cayendo suave y molesta caminando por Martín García y la puta que lo parió…