Esta columna que escribo hoy me toca hacerlo un poco caliente. No se crea que estoy caliente porque Danubio perdió. No es por eso.

El domingo de mañana en Jardines llegué a escuchar a un hincha gritar “este partido lo arreglaron en el vestuario en el entretiempo”. Palabras más o palabras menos, me dio a entender que el tipo estaba insinuando que su equipo, mi equipo, salió a perder. Estamos todos locos.

“Para adelante, pegale para adelante”, gritaban otros. ¿Qué hay de malo en empezar una jugada con el golero?, y… ¿qué pasa si en esa “pegada para adelante” se la terminamos entregando a ellos? Esos mismos que exigen para adelante son los que después chiflan cuando el equipo no toca la pelota. Definamos un criterio gente.

Voy hacerla corta. La semana pasada cuando le ganamos a Defensor Sporting no éramos los mejores del mundo. Jugamos un partido soñado, nos salió redondo todo y no dejamos hacer a ellos nada.

Pero insisto, no por eso somos los mejores de todos. No por haberle ganado a los dos grandes ya merecíamos salir campeones.

Y como te digo eso, te digo esto otro. No por haber perdido hoy somos los peores. Hoy ya había gente que decía que el campeonato ya fue. ¿De qué estamos hablando? El campeonato dura 15 fechas, no 9. Se perdió de local, se acabó el invicto y no pudimos quedar primeros. ¿Y eso qué? Se jugó mal y punto, a otra cosa. El partido era para un 0 a 0. No supimos generar nada y ellos tampoco. Nos agarraron mal parados en un centro y chau, nos clavaron. Después no supimos encontrarle la vuelta. Listo, se acabó ahí. El partido, no el campeonato.

Quedan seis fechas. Ayer no éramos los mejores del mundo y hoy tampoco somos los peores.