Sin despeinarse
Conseguimos ganar dos partidos seguidos luego de mucho tiempo. También apareció la contundencia que tanto nos hacía falta.
Veníamos de bajar a Danubio, la tarde estaba muy linda y había precios populares. A pesar de todo esto hubo poca concurrencia en el Viera. La posición en la tabla no ayuda mucho, pero es la que generalmente ocupamos y siempre la gente acompaña. No fue el caso de este sábado.
El partido se dio de manera extraña. Generamos tres chances en los primeros minutos, de las cuales concretamos dos. En general nos cuesta mucho hacer goles, y en este encuentro salimos del vestuario y ya estábamos 2 - 0. Raro.
Si bien Miramar descontó en dos oportunidades, el partido nunca pareció estar en riesgo, se ganó de principio a fin, las diferencias de equipo y de nombres se notaron.
El equipo “cebrita” opuso poca resistencia, dejó a las claras por qué está último, y porqué probablemente esté retornando a la Segunda División. La virtud de Wanderers fue aprovechar estas ventajas, lo que muchas veces no hace.
Nuestro punto más alto a mi entender fue Santiago Martínez, un verdadero tractor, se comió la cancha. Lejos de amilanarse por la rápida salida de Guzmán por lesión, se adueño de la mitad del campo, marcando y armando juego, un relojito.
Colombino aprovechó la titularidad y jugó un muy buen partido. En ofensiva Gastón fue desequilibrante, dos goles, uno de penal que le hicieron a él tras gran jugada. El gol del triunfo ante Danubio le dio la confianza que precisaba, le falta aparecer durante mas parte del partido y que no sean solo “chispazos”.
Debido al trámite del juego el juvenil Paiva tuvo la oportunidad de jugar 40 minutos, ganándose la simpatía de la gente. El chiquitito volante quitó varias pelotas y generalmente la entregó bien. Si le dan más minutos puede ser una buena alternativa.
Mirando las posiciones, con estos dos triunfos quedamos de mitad de tabla hacia arriba, y creo que definitivamente ya no miramos más la tabla del descenso. Creo que con muy poquito daba para pelear este torneo, cualquiera le gana a cualquiera.
Ahora recibimos a Rentistas y luego visitamos a Sud América, dos encuentros que perfectamente podemos ganar para seguir con la racha de victorias y terminar entre los de arriba.
¡Vamos el Bohemio!
El partido se dio de manera extraña. Generamos tres chances en los primeros minutos, de las cuales concretamos dos. En general nos cuesta mucho hacer goles, y en este encuentro salimos del vestuario y ya estábamos 2 - 0. Raro.
Si bien Miramar descontó en dos oportunidades, el partido nunca pareció estar en riesgo, se ganó de principio a fin, las diferencias de equipo y de nombres se notaron.
El equipo “cebrita” opuso poca resistencia, dejó a las claras por qué está último, y porqué probablemente esté retornando a la Segunda División. La virtud de Wanderers fue aprovechar estas ventajas, lo que muchas veces no hace.
Nuestro punto más alto a mi entender fue Santiago Martínez, un verdadero tractor, se comió la cancha. Lejos de amilanarse por la rápida salida de Guzmán por lesión, se adueño de la mitad del campo, marcando y armando juego, un relojito.
Colombino aprovechó la titularidad y jugó un muy buen partido. En ofensiva Gastón fue desequilibrante, dos goles, uno de penal que le hicieron a él tras gran jugada. El gol del triunfo ante Danubio le dio la confianza que precisaba, le falta aparecer durante mas parte del partido y que no sean solo “chispazos”.
Debido al trámite del juego el juvenil Paiva tuvo la oportunidad de jugar 40 minutos, ganándose la simpatía de la gente. El chiquitito volante quitó varias pelotas y generalmente la entregó bien. Si le dan más minutos puede ser una buena alternativa.
Mirando las posiciones, con estos dos triunfos quedamos de mitad de tabla hacia arriba, y creo que definitivamente ya no miramos más la tabla del descenso. Creo que con muy poquito daba para pelear este torneo, cualquiera le gana a cualquiera.
Ahora recibimos a Rentistas y luego visitamos a Sud América, dos encuentros que perfectamente podemos ganar para seguir con la racha de victorias y terminar entre los de arriba.
¡Vamos el Bohemio!