¡Terminalo, juez!

El Tanque no pidió la hora, la pedimos los hinchas que estábamos aburridos de ver un partido tan espantoso.

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90 minutos de nuestra vida que no vamos a recuperar. Dolieron los ojos de ver el partido que jugó Defensor en el Franzini. Generamos menos situaciones de gol que El Tanque y eso que ellos habrán tenido dos o tres.

Seguimos transitando por un Apertura de altibajos. El cuadro tiene que estar muy mal para no haber aprovechado el envión anímico que trajimos con los cinco goles a Nacional.

La única chance de gol fue un zapatazo que le pegó Nico desde 35 metros cuando el golero estaba adelantado, que pasó rozando el palo, y más nada. Y más nada en serio.

El Cachila se fue lesionado y aunque le deseamos una pronta recuperación, fue a causa de una falta tan innecesaria que molesta volver a perderlo.

Tabaré trató de acomodar el equipo, pero no hubo caso. Sacó a Luna, que fue de los pocos que jugó, y ahí el partido se terminó de venir a pique.

Se vio un desgaste anímico tan fuerte adentro, que dolía verlo de afuera. Y así se fue el partido, con centros pasadísimos, sin poder contener la pelota y menos que menos peligrar su área.

90 minutos que se hicieron más lentos de lo que algunos hubiéramos querido.

El domingo que viene, nos tocaría visitar la cancha de Rentistas. Y con la fe ciega del hincha, nos toca acompañar y esperar el levante. Otra vez.