Entre turrones y sidras
El sábado por la noche asistimos a la cancha de Bohemios, partido que perdimos.
Es fin de año y no da pa’ mucho. Estamos ya en la bajada de este año que se va, casi terminando y hay que tomarse las cosas light, sin preocuparse, como si fuésemos hippies. El sábado por la noche asistimos a la cancha de Bohemios, partido que perdimos.
A continuación les escribiría cual fue el score final, pero dada mi ubicación en la cancha me fue imposible verlo durante todo el partido, ya que tenía una bandera conmemorativa del campeonato conseguido por Bohemios del Torneo Federal de 1987, que me tapaba tanto parte del tiempo de juego como el score del local.
¿Me calenté? ¿Me preocupé? Para nada. ¿Por qué? Porque es fin de año y hay que tomarse las cosas light, total en un par de horas vamos a estar saturados de turrones y budines. Y antes de seguir, quiero usar este humilde espacio para saludar a la gente de Bohemios por su título del año 1987, ya que anteriormente nunca tuve la oportunidad de hacerlo.
Y además, estaba sentado en lo que sería la tribuna Ámsterdam, por lo que me era imposible ver el aro que estaría en la Tribuna Colombes. ¿Me puse nervioso? ¿Me irrité? Para nada, total en un par de horas vamos a estar quemando niños y robándoles moneditas a los Judas… o capaz que es al revés. No sé. Cada uno vera como festejar de acuerdo a sus necesidades.
En cuanto a lo que se me permitió ver de partido, un arranque de primer cuarto parejo para ambos lados, hasta más o menos el minuto seis, que fue cuando me movilicé hacia la cantina a refrescarme y noté que perdíamos 10 - 19, ellos con un juego mucho más claro y dominando en la pintura.
Además noté que un refresco que normalmente te sale $15 en cualquier supermercado, tienda o mercería de la capital, lo aboné a $30. Me sentí abusado, me sentí sucio. Pero lejos de molestarme, ya que estaba en mi luna de miel hippie y total en un par de horas me iba a estar refrescando un sidra cuyo valor es muy inferior a $30. Para el final del cuarto volví a mi lugar e hicimos 17 puntos.
El segundo cuarto creo que fue más claro para el local. Por lo que pude apreciar entre los fierros del tablero que tenia adelante, ellos metían libres, dobles y triples, y nosotros no.
Dentro de los nuestros y para estas alturas destacaban: Bertolini, Taboada, Lazzaroni y Danridge. Mientras que Williams ya se había cargado con 3 faltas, de las cuales un par fueron por tocar a los rivales al grito de "mancha yellow". Ya en el vestuario y para el entretiempo se le explicó al jugador que es "mancha hielo", no "mancha yellow".
El segundo cuarto lo cerramos con 35 puntos y creo poder afirmar que lo perdimos.
Del tercer cuarto, cabe destacar un tiro fallido que pega en el aro, sube por encima de la tabla, toca, roza y se chuponea con los soportes detrás del aro y el juego siguió como si nada, terminando en anotación para Bohemios. Para cualquiera eso hubiese sido: fuera.
Entonces, uno viene con la idea de bajada de fin de año, escuchando canciones viejas de Gloria Estefan, Chayanne y Elvis Crespo, buscando tomarse las cosas light, tranquilo y disfrutando de este momento hippie, pero son situaciones como estas, en donde se toca el bolsillo de uno, las cuales nos terminan estresando y olvidando disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Hicimos 50 puntos y por los comentarios y el mal humor de la tribuna, perdíamos y feo.
Último cuarto y de pique nos quedamos sin Williams. Se notó su ausencia y su falta de kilaje en la pintura. Para la mitad del último cuarto, llevábamos anotados solamente 5 puntos, sumado al mal humor y a un trámite espeso, denso y caliente, todo se hizo cuesta arriba.
Al final del partido perdimos 69 - 90 y, lo que es mucho más grave, perdimos toda nuestra tranquilidad y nuestra paciencia. Nuestro momento hippie y de relax se había perdido.
Calor humano
Yo entiendo que desde la Federación se apuesta al deporte sin violencia, a que "una vida vale más que una camiseta", a fomentar la confraternidad de las hinchadas y de los grupos humanos en el básquetbol nacional.
Pero es una vergüenza que durante el entretiempo no se pueda salir a tomar aire y básicamente escapar de toda esa gente alrededor de uno, del vaho y de ese caldo de cultivo de olores.
Los quiero mucho a mis compañeros de hinchada y aprecio a mis rivales, pero no para tenerlos cerca y amontonados cuando hay casi 40 grados. Imposible relajarse y tratar de ser un visitante relax de Valizas o Cabo Polonio con situaciones como estas.
Para ir resumiendo lo que es la última columna de este año, agradecerle a la gente de Por Decir Algo (de ahora en adelante, PDA) por brindarle a quien escribe, la oportunidad de ser parte de su comunidad de columnistas de opinión, así como también aquellos que me referenciaron para esta tarea y decirles que ni bien tenga mi recompensa monetaria será, en menor medida, trasladada a ellos.
Por último, y no menos importante, saludar a la gente del Montevideo Básquetbol Club así como también a todos aquellos, sean hinchas, simpatizantes o curiosos, que no tienen nada que hacer y han leído las columnas semanales.