Combinación de fracasos

El equipo de Fossati volvió a dejar puntos en el camino y Peñarol no da pie con bola.

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¿Cómo se soluciona esta situación que ya trasciende lo meramente deportivo? Es momento de plantearse un serio recambio de plantel, y no solo ya generacional.

Es necesario hacerse de jugadores que no solo puedan jugar bien a la pelota, sino que sean emocionalmente estables y puedan dar vuelta situaciones adversas. Este club necesita, además, futbolistas en óptimas condiciones físicas, veloces y resistentes.

Nada de esto podemos ver en un equipo que luego de la victoria por 3 - 1 ante Defensor Sporting en la final del Campeonato Uruguayo 2012/2013 ganó solamente en seis ocasiones.

Este plantel cuenta con muchos jugadores a los que no les incomoda perder, a los que no les preocupa prepararse físicamente, ni siquiera competir por un puesto. Estos jugadores no pueden estar en un club que pretende estar a la vanguardia como institución.

Hay jugadores como el gran Darío Rodríguez, por quien siento una profunda admiración y respeto, que por más que a nivel local puedan dar una mano, no pueden ser tenidos en cuenta en competiciones continentales. La potencia y la velocidad con la que se juega al fútbol hoy por hoy en el mundo dejan en evidencia el estado físico en el que se encuentran deportistas como el del número 22.

No podemos tampoco olvidar el vergonzoso culebrón que ha vivido la sanidad de nuestro querido club. Si sumamos eso a la vejez de algunos jugadores, a la mala pretemporada realizada y a los problemas crónicos que tienen algunos futbolistas en sus piernas, vamos a tener a la postre muchos jugadores lesionados y por mucho tiempo, que es exactamente lo que sucede en la realidad.

Ya en vistas a un recambio a mayor escala, cabe destacar la nefasta gestión que realiza Peñarol a nivel de contrataciones semestre a semestre. Desde la fortuna que tiró el club por Carlos Núñez (un jugador que solamente nos ha dado lesiones y problemas), hasta las recientes contrataciones de jugadores como Pablo Lima y Orteman quienes, más allá de estar en pésima forma, parecen haberse olvidado de cómo jugar a la pelota.

El club prefiere gastar a troche y moche en jugadores de acá y de allá, y la propia realidad nos muestra como el único jugador que tenemos que puede sacarse una marca de encima hoy por hoy es un juvenil de la propia institución.

Y por último está el tema del técnico. Los dedos acusadores de los hinchas indignados parecen empezar a apuntarle a él. Como si fuese el culpable de que hay jugadores que no pueden correr, de que hay jugadores que no parecen saber pasarse la pelota.

Fossati, quien no titubeó al firmar por el club, pero tuvo seis días para armar su plantel. SEIS DÍAS, cuando hacía dos meses que había terminado el campeonato anterior.

La culpa hoy es del nuevo técnico, como hace un mes era del Tito, como hace seis era de Alonso.

¿Cuánto nos va a llevar entender que en Peñarol existe un problema aún más grande?