No importa en qué cancha juguemos

Difícil victoria (en un terreno de juego en pésimo estado) que nos recupera del golpe en casa y nos mantiene primeros en una anual que no da tregua.

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En una tarde de muchísimo calor, con gran asistencia del público franjeado se presentaba nuestro querido Danubio que no podía perder más puntos si quería seguir primero en la tabla más importante, la anual.

Ante la ausencia de Tito Formiliano, Leo Ramos optó por pasar a Hugo Soria al medio y colocar al juvenil Cotugno en el lateral, manteniendo la formación que viene ensayando desde principios de campeonato. Sinceramente, como mencioné en la columna anterior, esperaba algo más, otro punta, o un creador y dejar un solo “cinco” para romper un poco con el molde. 

El partido comenzó complicado, básicamente porque la defensa no logró mostrar la solidez que habíamos observado en partidos anteriores. Y asi fue, que en una de las pocas llegadas de ellos, y en un cúmulo de errores nuestros, logran pisar el área y rematar con destino de gol. Otra vez a remarla, todavía encima con un calor insoportable y con una cancha que no ayudaba para nada y se hacía muy complicado jugar por abajo.

¡Y se vino la reacción! Tomamos las riendas del partido, nos hicimos dueños del juego y de la pelota, sin tanta seguridad en defensa pero con mucho volumen ofensivo. Donde Álvez fue gran responsable debido a su juego individual y potencia física, logró concretar un par de llegadas, una de ellas fue el gol del empate. Uno a uno y al descanso.

En el segundo tiempo, lo que desde esta humilde columna habíamos pedido, cambio de jugadores y fundamentalmente de sistema. Pasamos del 4-2-2-2 a un  4-1-3-2, con Soria al lateral, Porras solo de 5 y Tabárez a la cancha.  Con los cambios y con la ayuda de un enorme Salvador Ichazo (que sigue demostrando ser de los mejores goleros del país) se vino un aluvión franjeado que en pocos minutos se reflejó en una magnífica jugada y gol. Enorme, pero enorme habilitación de Porras en diagonal para Mayada que a pura velocidad encaró, enganchó y vio del otro lado, lo que nadie pudo ver, a un Nachito González que entró como una flecha y a cobrar.

Automáticamente, Juventud reaccionó y ofendió, pero se encontró con un gran golero y con un Danubio que es complicadísimo para jugarle “ataque por ataque”, porque tiene a un Álvez anormal y a un Fornaroli que demostró saber jugar para el equipo y tener muchísima técnica en cuanto al dominio de la pelota en una cancha complicadísima. Dicho y hecho, contragolpe, Álvez pura potencia, habilita al Tuna y a otra cosa, manual de la contra que termina en el primer gol oficial para él con la franja.

A sufrir, gol de ellos en jugada colectiva que por suerte alcanzó solo para el descuento pero que nos puso a pedir la hora.

Lo mejor: La confianza. Esta victoria nos mantiene arriba y nos da confianza en el juego colectivo que se vio por momentos y que se hace incontrolable para cualquier defensa.

Lo peor: El nivel defensivo. Un Juventud con pocas armas, se las arregló para complicarnos y generó mucho peligro.

Las Figuras: “Figuras repetidas” son Porras siendo el hombre que maneja los hilos del equipo y Salvador, que gracias a él nos volvimos con una victoria a Montevideo. Gran trabajo de Mayada y Nachito por afuera, buenos aportes de Fornaroli y Álvez que cuando quiere se hace imparable.

Lo próximo: Miramar en Jardines. Un Miramar casi descendido con viejos conocidos de la casa. Esperemos que no tengamos que comernos un gol para reaccionar y salir al ataque.
Seguimos primeros y pudiendo corregir en la victoria, yendo a canchas que otros no van y sin “ayuditas” extras. A seguir así, ¡Vamos Danubio todavía!