Dos tropezones tampoco son caída

En una semana movidita en varios aspectos, solo logramos obtener 1 de los 6 puntos en juego.

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La octava fecha nos recibía punteros en ambas tablas, demostrando momentos de buen fútbol y de los otros. Pero hoy, esperando empezar la décima y luego de los resultados obtenidos, estamos segundos y esperando tropezones de River (ahora primero) para poder volver a depender de nosotros mismos, ya que en la fecha 12 (sí, en la del clásico) nos enfrentaremos a ellos en el Saroldi, lo que parecería ser, según apuntan las cosas, una especie de final adelantada del Campeonato Uruguayo.

En partidos muy diferentes (ahora hablando de las fechas octava y novena), nos encontramos con resultados muy adversos en cuanto a lo que salimos a buscar a la cancha.

El clásico

En el primero de los partidos, el clásico fue un tradicional partido de un “chico” contra un “grande”, en cuanto a la gente en las tribunas, en cuanto a los recibimientos (abismales diferencias) y principalmente en cuanto a los planteos y a lo que salió a buscar cada equipo.

El local, el grande, salió a buscar los 3 puntos a como dé lugar, a jugar en el campo rival y a atacar desde el primer momento. Y el segundo, el chico, a sacar su puntito de visitante metiéndose atrás.

Así fue, tal cual se están dando los partidos entre grandes y chicos, el chico sorprendió con un gol y se limitó a defender, y nosotros nos dedicamos, de mala manera y con poco fútbol, a buscar el empate que llegó tras cabezazo de Álvez y posteriormente el triunfo, que gracias al “gran árbitro y mejor persona” del línea (que no cobró un penal grande como el lío que hay en la AUF) no pudimos obtenerlo.

Obvio que no fue solo gracias a eso. No podemos limitarnos a eso, porque Danubio fue mas ganas que fútbol, porque el chico defendió bien y como pudo, porque Danubio debe mejorar su juego rápidamente si quiere salir campeón.

La novena

Viajamos al Viera a recuperar lo perdido, a enfrentar a un equipo que juega al fútbol. Fue un encuentro de momentos, clarito. Cada uno tuvo su momento de buen futbol y también de malas defensas. La diferencia: ellos aprovecharon el suyo y nosotros no.

Ante nuestra defensa lenta, los “rapiditos” de Wanderers se encontraron con un ambiente muy favorable, y Danubio sin poder aprovechar un arranque arrollador, se fue quedando y cedió pelota y terreno. Ya perdiendo, la cosa cambió, porque Danubio fue amo y señor del fútbol y de las situaciones, y el bohemio se dedicó a defender, a enlentecer y a contragolpear cuando pudo. 

En un partido en el que nos salió poco, el gol del Rata nos ilusionó, pero no nos alcanzó, ya que en la única llegada prácticamente de ellos del segundo tiempo, Jadson la atajó en el área y adiós. Álvez y el gol, amigos durante todo el año, solo alcanzaron para decorar.

Lo mejor: La gente. La hinchada acompaña en gran número y se hace local en todos lados.

Lo peor: La defensa. Por momentos nos entran caminando y se nos hacen incontrolables algunos rivales.

Las figuras: Álvez, el Indio y Camilo. Uno, un goleador anormal, muchas ganas, mucho sacrificio, por momentos abusamos con los pelotazos hacia él y buscándolo muchas veces de maneras que lo favorecen poco, pero se las ingenia para mojar casi siempre.

El segundo, un animal. ¡Mamita, lo que marca ese muchacho! ¡Y lo que juega! Exhorto a los danubianos a disfrutarlo mientras podamos, mete una barrida descomunal y después, como si nada, sale con un caño, ¡buena Indio!

El último, un corredor incansable, un “rompe cinturas” que va siempre en quinta y a fondo, los rivales no lo pueden ni agarrar y se limitan a pegarle, es poco “cuidado” por los jueces que no se dan cuenta que se turnan para darle. Generador del 90% de las jugadas de ataque de Danubio. Cansate un rato, Camilo.

Lo próximo: El Fénix que no baja y que va primero. El fin de semana del 12 y 13 de abril iremos al Capurro a enfrentarnos con el (hasta ahora) líder del Clausura, donde debemos salir a buscar una victoria que “borre” el amargor de estos dos partidos y a esperar algún tropezón de River.

No estaremos en la mejor situación, pero no hay dudas que falta bastante, y si alguien sabe de salir campeón “de atrás” es este plantel. A seguir confiando en el Leo Ramos y en este plantel que no dan una por perdida y que siempre son un lío para los rivales.