Fuimos cómplices
Ningún hincha violeta va a poder borrar jamás lo que se vivió en el Franzini la noche del 29 de abril de 2014.
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El Estadio estaba repleto de fanáticos que, como yo, sabían que podíamos torcer la historia. Gracias a todos los que fueron, hoy forman parte de un muy lindo recuerdo que me encargué de grabar en la retina para siempre.
Defensor tenía que hacer dos goles para forzar los penales. Pero hizo mucho más: entregó el cuerpo y alma los 90 minutos abajo de la lluvia, convencidos de que la clasificación se quedaba en el Parque Rodó. Y hasta los últimos minutos de partido, peleó por el tercero.
Leí por ahí que si lo hubiéramos soñado, no salía tan perfecto. Hasta pienso en lo bien que estuvo Andy con errar el penal, para dejar que Nico cumpliera su sueño de sellar la clasificación y terminar de coronar lo que fue una noche perfecta para nosotros.
Perfecta. Porque todos sabemos que clasificar remontando un 0 - 2, solo hace disfrutar más la agónica victoria. Ni hablar si la clasificación te la da el máximo ídolo del club. Ahí ya tenés que pellizcarte para ver que de verdad está pasando.
Gracias, Martín, por hacernos bajar la taquicardia atajando dos penales. Gracias por hacer lo imposible por mantener el arco en cero. Gracias Nico, ídolo eterno, por caminar con tanta tranquilidad hacia el punto penal, sentenciando lo que todos ya sabíamos.
Gracias Curutchet por plantear la estrategia, por hacer los cambios a tiempo y por saber leer perfectamente el partido. Hace tiempo que venís puliendo el potencial que tienen estos jugadores. El mérito tuyo y del cuerpo técnico en general es enorme.
Gracias a los jugadores de las formativas que sintieron la camiseta porque la traen desde chicos. Gracias a los que no son hinchas de Defensor, pero aún así sacaron la cara por la viola, dejando a este cuadro en lo más alto.
Gracias a los que jugaron su partido desde el banco, a todos los que no se ven y también son parte de este proceso.
Pero sobre todo, gracias a los que estuvieron sufriendo detrás del alambrado. De esto se trata al final. Me llena el alma haber sido parte de la clasificación de Defensor a cuartos de final, por tercera vez en la historia.
Cuando el Nico pateó el último penal, se aflojaron los músculos y se liberaron las emociones. Los abrazos, las miradas cómplices, las sonrisas descontracturadas. Ahí me di cuenta de que todo había valido la pena.
El Estadio estaba repleto de fanáticos que, como yo, sabían que podíamos torcer la historia. Gracias a todos los que fueron, hoy forman parte de un muy lindo recuerdo que me encargué de grabar en la retina para siempre.
Defensor tenía que hacer dos goles para forzar los penales. Pero hizo mucho más: entregó el cuerpo y alma los 90 minutos abajo de la lluvia, convencidos de que la clasificación se quedaba en el Parque Rodó. Y hasta los últimos minutos de partido, peleó por el tercero.
Leí por ahí que si lo hubiéramos soñado, no salía tan perfecto. Hasta pienso en lo bien que estuvo Andy con errar el penal, para dejar que Nico cumpliera su sueño de sellar la clasificación y terminar de coronar lo que fue una noche perfecta para nosotros.
Perfecta. Porque todos sabemos que clasificar remontando un 0 - 2, solo hace disfrutar más la agónica victoria. Ni hablar si la clasificación te la da el máximo ídolo del club. Ahí ya tenés que pellizcarte para ver que de verdad está pasando.
Gracias, Martín, por hacernos bajar la taquicardia atajando dos penales. Gracias por hacer lo imposible por mantener el arco en cero. Gracias Nico, ídolo eterno, por caminar con tanta tranquilidad hacia el punto penal, sentenciando lo que todos ya sabíamos.
Gracias Curutchet por plantear la estrategia, por hacer los cambios a tiempo y por saber leer perfectamente el partido. Hace tiempo que venís puliendo el potencial que tienen estos jugadores. El mérito tuyo y del cuerpo técnico en general es enorme.
Gracias a los jugadores de las formativas que sintieron la camiseta porque la traen desde chicos. Gracias a los que no son hinchas de Defensor, pero aún así sacaron la cara por la viola, dejando a este cuadro en lo más alto.
Gracias a los que jugaron su partido desde el banco, a todos los que no se ven y también son parte de este proceso.
Pero sobre todo, gracias a los que estuvieron sufriendo detrás del alambrado. De esto se trata al final. Me llena el alma haber sido parte de la clasificación de Defensor a cuartos de final, por tercera vez en la historia.
Cuando el Nico pateó el último penal, se aflojaron los músculos y se liberaron las emociones. Los abrazos, las miradas cómplices, las sonrisas descontracturadas. Ahí me di cuenta de que todo había valido la pena.