Una enfermedad mortal que no quiero curarme
80 años del más grande.
Foto: Facebook Oficial del Club Atlético Goes
Como todo hincha de Goes me genera mucho orgullo saber que nuestro club ha llegado a los 80 aniversarios y que por suerte nos quedan muchos por delante.
Durante muchos años he intentado comprender qué es lo que a los hinchas de Goes nos hace especiales o diferentes que el resto, cuál es esa diferencia que nos ha llevado y nos lleva a comportarnos de manera tan irracional, a defender nuestros colores a pesar de todo.
Malas campañas, exageradas sanciones que nos han dejado un largo tiempo sin jugar, momentos de déficit económico en el club y jugadores de poco nivel en nuestros planteles son algunas de las cosas que para el hincha de Goes se volvieron “normales” durante un tiempo bastante importante. Claramente muchos hinchas de otros cuadros podrán decir que viven o han vivido realidades parecidas a la nuestra. Tal vez lo que haga nuestro caso especial es que somos (le duela a quien le duela) el club con más hinchas del básquet uruguayo.
Y digo con más hinchas, no con más gente ni simpatizantes. Existen otros clubes que tal vez puedan decir que cuentan con una mayor cantidad de simpatizantes pero no de hinchas, en eso Goes está primero por lejos; ese campeonato lo ganamos por robo.
Entonces, volviendo a lo anterior me pregunto: ¿Cómo un club que deportivamente no consigue logros hace años y que ha sufrido tantas derrotas puede ser el club con más hinchas del básquet uruguayo? ¿Cómo Goes logra ser considerado como un club “grande” cuando no ha ganado nada en años y cuando ha descendido varias veces? Evidentemente es la pasión de su gente lo que lo pone en tan distinguido podio. Esa respuesta es la que me lleva a la conclusión de que los hinchas de Goes tenemos una característica en común, y es que estamos completamente enfermos por nuestro cuadro.
Sí enfermos. No le puedo encontrar otra explicación que no sea esa. El hincha de Goes es un enfermo por su club, le importa poco si su cuadro gana o pierde, si juega en Tercera o en Primera, solo quiere ver a su equipo en la cancha, solo quiere cantar y gritar hasta perder la voz. Es lo único que importa, estar ahí, alentar y hacer sentir que la hinchada también juega al lado de los jugadores.
Esa enfermedad que de alguna manera nos une a todos y que parece ser tan inigualable y reconfortante también nos ha hecho pasar malos momentos. Innumerables sanciones, quita de puntos y hasta el fatídico descenso nos ha costado no poder controlar nuestras emociones. Tal vez eso también nos haga únicos.
Un amigo me dijo alguna vez: “no conozco un hincha de Goes que no esté mal de la cabeza por su club”. Algo que tal vez me tendría que generar preocupación me llenó de orgullo, cosa que me hizo notar mi alto grado de enfermedad por este club. Es que yo creo que nosotros sabemos que estamos enfermos, pero nos gusta, nos reconforta como hinchas, porque nos hace distintos, porque no somos una moda a la cual seguir, porque importa poco si tenemos al mejor jugador de la Liga, porque nuestra pasión no se mide en campeonatos.
Goes es sinónimo de sacrificio, de humildad, es la síntesis de un barrio trabajador que sabe que las cosas si no se pelean no se consiguen. Y eso es la vida para muchos de nosotros, tal vez Goes represente para su hinchada una forma de vida que esta asociada al esfuerzo, a la lucha.
Por estas razones las alegrías y los logros se festejan de otra manera. Las victorias tienen otro gusto, porque todo se vive diferente. Jugar la Liga tiene otro gusto porque sabemos lo que le cuesta a nuestro club mantener los sueldos y otros gastos. Poder estar entre los ocho mejores cuadros tiene otro gusto, porque nuestro presupuesto no se compara con el presupuesto de los cuadros económicamente poderosos. Ganar un clásico tiene otro gusto porque nuestro enemigo de todas las horas representa todo lo que no que nunca vamos a querer ser.
Ganar ese partido implica reafirmar que a veces la pasión y el esfuerzo puede más que una billetera. Demostrar que a veces un sentimiento tan profundo y la entrega de los jugadores pueden más que un señor con plata que decide despuntar su vicio comprando planteles para salir campeón. Ganarle a nuestro clásico es ganarle al poderoso que todo lo tiene, es ganarle al invento desmedido de los periodistas que los ponen como los más populares, es demostrarle a ellos en vivo y en directo el verdadero significado de ser hincha.
Nunca estuvo tan bien utilizada la palabra “clásico” para referirse a Goes y a su rival de siempre ya que representamos cosas antagónicas.
En estos 80 años de vida de nuestro club, muchas cosas se me vienen a la cabeza, no solo logros deportivos y jugadores, sino momentos, personajes y dirigentes. Sería muy injusto hablar de unos y no de otros, por eso preferí hacer mención a nuestra hinchada. Esa hinchada que nos hace tan grandes, que es un orgullo para todo goense y aunque a veces nos traiga problemas es la que, incuestionablemente, va a estar llenando la tribuna una y otra vez para alentar a su equipo.
Un saludo a todos los hinchas de Goes en nuestro día, reafirmemos el compromiso de nunca hacer jugar a nuestro cuadro en silencio y como dice la bandera: OTROS NUNCA ENTENDERÁN EL PLACER QUE SE SIENTE AL GOZAR Y SUFRIR POR ESTA CAMISETA.
Tranquilo el Goes.
Durante muchos años he intentado comprender qué es lo que a los hinchas de Goes nos hace especiales o diferentes que el resto, cuál es esa diferencia que nos ha llevado y nos lleva a comportarnos de manera tan irracional, a defender nuestros colores a pesar de todo.
Malas campañas, exageradas sanciones que nos han dejado un largo tiempo sin jugar, momentos de déficit económico en el club y jugadores de poco nivel en nuestros planteles son algunas de las cosas que para el hincha de Goes se volvieron “normales” durante un tiempo bastante importante. Claramente muchos hinchas de otros cuadros podrán decir que viven o han vivido realidades parecidas a la nuestra. Tal vez lo que haga nuestro caso especial es que somos (le duela a quien le duela) el club con más hinchas del básquet uruguayo.
Y digo con más hinchas, no con más gente ni simpatizantes. Existen otros clubes que tal vez puedan decir que cuentan con una mayor cantidad de simpatizantes pero no de hinchas, en eso Goes está primero por lejos; ese campeonato lo ganamos por robo.
Entonces, volviendo a lo anterior me pregunto: ¿Cómo un club que deportivamente no consigue logros hace años y que ha sufrido tantas derrotas puede ser el club con más hinchas del básquet uruguayo? ¿Cómo Goes logra ser considerado como un club “grande” cuando no ha ganado nada en años y cuando ha descendido varias veces? Evidentemente es la pasión de su gente lo que lo pone en tan distinguido podio. Esa respuesta es la que me lleva a la conclusión de que los hinchas de Goes tenemos una característica en común, y es que estamos completamente enfermos por nuestro cuadro.
Sí enfermos. No le puedo encontrar otra explicación que no sea esa. El hincha de Goes es un enfermo por su club, le importa poco si su cuadro gana o pierde, si juega en Tercera o en Primera, solo quiere ver a su equipo en la cancha, solo quiere cantar y gritar hasta perder la voz. Es lo único que importa, estar ahí, alentar y hacer sentir que la hinchada también juega al lado de los jugadores.
Esa enfermedad que de alguna manera nos une a todos y que parece ser tan inigualable y reconfortante también nos ha hecho pasar malos momentos. Innumerables sanciones, quita de puntos y hasta el fatídico descenso nos ha costado no poder controlar nuestras emociones. Tal vez eso también nos haga únicos.
Un amigo me dijo alguna vez: “no conozco un hincha de Goes que no esté mal de la cabeza por su club”. Algo que tal vez me tendría que generar preocupación me llenó de orgullo, cosa que me hizo notar mi alto grado de enfermedad por este club. Es que yo creo que nosotros sabemos que estamos enfermos, pero nos gusta, nos reconforta como hinchas, porque nos hace distintos, porque no somos una moda a la cual seguir, porque importa poco si tenemos al mejor jugador de la Liga, porque nuestra pasión no se mide en campeonatos.
Goes es sinónimo de sacrificio, de humildad, es la síntesis de un barrio trabajador que sabe que las cosas si no se pelean no se consiguen. Y eso es la vida para muchos de nosotros, tal vez Goes represente para su hinchada una forma de vida que esta asociada al esfuerzo, a la lucha.
Por estas razones las alegrías y los logros se festejan de otra manera. Las victorias tienen otro gusto, porque todo se vive diferente. Jugar la Liga tiene otro gusto porque sabemos lo que le cuesta a nuestro club mantener los sueldos y otros gastos. Poder estar entre los ocho mejores cuadros tiene otro gusto, porque nuestro presupuesto no se compara con el presupuesto de los cuadros económicamente poderosos. Ganar un clásico tiene otro gusto porque nuestro enemigo de todas las horas representa todo lo que no que nunca vamos a querer ser.
Ganar ese partido implica reafirmar que a veces la pasión y el esfuerzo puede más que una billetera. Demostrar que a veces un sentimiento tan profundo y la entrega de los jugadores pueden más que un señor con plata que decide despuntar su vicio comprando planteles para salir campeón. Ganarle a nuestro clásico es ganarle al poderoso que todo lo tiene, es ganarle al invento desmedido de los periodistas que los ponen como los más populares, es demostrarle a ellos en vivo y en directo el verdadero significado de ser hincha.
Nunca estuvo tan bien utilizada la palabra “clásico” para referirse a Goes y a su rival de siempre ya que representamos cosas antagónicas.
En estos 80 años de vida de nuestro club, muchas cosas se me vienen a la cabeza, no solo logros deportivos y jugadores, sino momentos, personajes y dirigentes. Sería muy injusto hablar de unos y no de otros, por eso preferí hacer mención a nuestra hinchada. Esa hinchada que nos hace tan grandes, que es un orgullo para todo goense y aunque a veces nos traiga problemas es la que, incuestionablemente, va a estar llenando la tribuna una y otra vez para alentar a su equipo.
Un saludo a todos los hinchas de Goes en nuestro día, reafirmemos el compromiso de nunca hacer jugar a nuestro cuadro en silencio y como dice la bandera: OTROS NUNCA ENTENDERÁN EL PLACER QUE SE SIENTE AL GOZAR Y SUFRIR POR ESTA CAMISETA.
Tranquilo el Goes.