​Los 4 fantásticos

Con cuatro golazos Peñarol despachó a un tímido Juventud y se candidatea cada vez más para el Clausura.

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El aurinegro volvió a ganar, a gustar y a golear. De esa forma se aseguró seguir primero en el clausura a dos fechas del final. Aunque escoltado muy de cerca por Wanderers, el actual campeón uruguayo parece irse expreso al título semestral.

El equipo de Jorge Fosatti no tuvo su mejor torneo ni mucho menos, incluso en columnas anteriores destacamos la habilidad de hacerse con la punta del campeonato jugando un futbol poco vistoso, con errores defensivos y sin contundencia ofensiva.

Pero a partir del imborrable clásico, en el que se vio la mejor cara de Peñarol en lo que va de la temporada, la confianza parece haberse renovado y el equipo empezó a mostrar buen manejo de pelota y una capacidad goleadora impensada.

Si bien hay un claro mérito del técnico (al que recordemos, tuvo muy poco tiempo para imponer su idea futbolística), los principales responsables de esta primavera futbolística están dentro del campo de juego.

“Está despegado”, “parece como si jugara a otro deporte”, “es un clase A” y otras frases se hicieron eco en Jardines del Hipódromo el pasado sábado sobre el entretiempo, y todas adjudicadas al admirable Jonathan “cabecita” Rodríguez. El juvenil delantero culminó dos jugadas espectaculares y fue una amenaza permanente para la defensa pedrense. La velocidad y la técnica de esta antorcha humana han contribuido enormemente para que el decano esté primero hoy por hoy.

También corresponde mencionar al hombre que con cuya zancada y magnitud física logra llegar a todos los balones, se eleva, se estira y protege al útil como nadie. Si Peñarol tiene un hombre elástico, ese es Marcelo Zalayeta.

A esta altura se estarán preguntando: ¿quién será “La Mole”? A lo que yo respondería que sería algo así como un híbrido entre Bizera, Valdez y Macaluso hecho de granito. Con estos tres señores  se ha resuelto el problema defensivo que tuvo el carbonero durante todo el campeonato, al punto de que ya hace cinco fechas que el equipo no recibe goles.

Por último queda el hombre invisible, el que parece llevar el balón de defensa a ataque con un campo de fuerza. Amo y señor de la mitad de la cancha es el incansable Luis Aguiar, quien se ha transformado en una pieza vital de este Peñarol.

Así de fantásticos como estos personajes, fueron los cuatro goles que nos regalaron estos nenes el pasado sábado, donde se vieron además de grandes individualidades un implacable juego colectivo.

El pueblo mirasol vive días de gran ánimo, puesto que, como lo marca la historia su equipo ha florecido sobre el final y no parece querer parar hasta conseguir el cincuentavo título local.