Jardineros
Picamos en punta al volver a ganar de visitantes en Jardines, el recinto del actual campeón uruguayo, de atrás y en la hora.
Enorme expectativa de cara al debut y buena cantidad de público recibieron al equipo el sábado a la tarde en la Curva de Maroñas. El entrenador armó el equipo sin causar demasiadas sorpresas y en base a lo que había sido el alto rendimiento de algunos de estos mismos jugadores en el campeonato pasado.
Loco Contreras en el arco, las vueltas de Brasesco y de Darwin Torres se sumaron al siempre seguro Lalo Aguilar en el lateral y Malrechauffe en la zaga. Trindade no estaba disponible, y Lacoste tampoco, así que la defensa salía sola.
En el medio volvió a aparecer Dudok y debutó Nicolini, de buena labor esa tarde, pero que al final se lo vio cansado. El resto de los volantes fueron Zabala, de buen Clausura y buen partido el sábado (sobre todo participó en más de una de las jugadas de gol); Tabó, explosivo como siempre y peligrosísimo; y el mismísimo Juan Pablo Rodríguez, en su retorno al club de sus amores. De delantero neto, estuvo Affonso.
Lo cierto es que no empezó bien la tarde, ya que recibimos un gol a menos de 15 minutos de comenzada la primera etapa, producto de algún desajuste defensivo. Por si eso fuera poco, al rato, aunque también sin merecerlo, recibimos el 2 - 0.
Si bien nos estaba costando mucho tener profundidad en el ataque, el resultado parcial era demasiado premio para un Danubio que no era en ningún aspecto más que nosotros.
En este campeonato del revés, donde los clubes modelo festejan centenarios en la Segunda División, el actual campeón, jugando como local, se dedicaba a esperar y contragolpear, y usaba como sistema táctico para detener los ataques la falta (hecho que se iba a acentuar claramente en la segunda mitad).
Así nos fuimos al descanso, con una desventaja -a mi entender- inmerecida de dos goles, y mucha posesión de pelota, pero poca fuerza arriba. El mas peligroso sin dudas fue Tabó, que con su despliegue y velocidad logró romper la defensa en un par de ocasiones y protagonizó las jugadas mas peligrosas del primer tiempo para el Cervecero.
La mayor virtud de la Academia para el segundo tiempo fue mantener la calma. Pasaban los minutos, y se mantenía la ventaja en favor del local, pero los de Larriera nunca perdieron de vista el estilo de juego que a todos nos gusta. A veces bien, a veces no tanto, intentamos llegar con toques al área rival en busca del ansiado descuento.
Fue hora de los cambios, y hubo en particular dos que fueron fundamentales. El ingreso del goleador de la tarde, Agustín Gutiérrez, y por supuesto el ingreso de Jadson Viera en Danubio. Le tocó salir a Juan Pablo, que no jugó mal, pero que puede jugar muchísimo mejor.
Racing ya había intentado de todas las formas posibles vulnerar el arco de Ichazo, pero no había podido, hasta que a falta de 12 minutos, el juez sanciona un penal clarísimo en nuestro favor, y por medio de los pies de Gutiérrez, pusimos el 1 - 2.
Danubio, que se había dedicado a cortar el juego y buscar algún contragolpe para liquidar el partido, resignó hasta eso, y se trató de defender como pudo. Lo venía logrando, cuando sobre la hora, después de una linda jugada, Zabala toca con una lucidez admirable al borde del área para dejar a Agustín de cara con el golero, y así encontrar el empate.
Gol que desató la algarabía de la tribuna visitante (claro, ¿qué sabíamos nosotros que se venían dos más?). El local quiso reaccionar, pero no pudo, Racing estaba determinado a llevarse los tres puntos y lo iba a lograr.
Después de un saque de esquina, Agustín aprovechó un rebote y la puso contra el palo para marcar el tercer gol en cuestión de 14 minutos para la euforia total y descontrolada de los que tuvimos la suerte de vivir este acontecimiento en la tribuna de la palmera.
En la ultima y de contragolpe, el mismo Agustín aprovechó una jugada de Zabala para volver anotar y ponerle la cereza a la torta de una tarde inolvidable.
Muchos de los que nos dimos cita este sábado en Jardines recordamos aquel 0 - 2 que se convirtió en 3 - 2 con gol de Ostolaza en esa misma cancha. Es que sí, tardes como aquella y como la del sábado son de esas que no se olvidan.
Salud, cerveceros.