Círculo vicioso

Pese a todo, me queda la tranquilidad de que no jugamos un mal partido. Solo falta creer un poco más en nosotros mismos.

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Las últimas semanas demuestran sensaciones tan encontradas como desconocidas en todos los hinchas del rojo del norte. Tacuarembó es grande, conoce de esto, pero por más experiencia que se haya adquirido a lo largo de los años, es inevitable escapar a una máxima que siempre va a tener nuestro equipo: “Los 3 puntos de local y robar en la capital”.

Confieso que luego del partido contra Peñarol, me sentí absolutamente traicionado, tal vez más que si mi pareja me hubiese engañado. Fueron días y días hablando y ponderando la idea de juego que tiene nuestro equipo, lo cual no ofrece ninguna duda. Llega ese fatídico domingo y se cae todo.

Tal vez la peor sensación para un hincha de fútbol es ver a su equipo no ofrecer garra y resistencia, ver cómo otro con 10 te pinta la cara y cómo tus jugadores reaccionan 3 segundos tarde a todas las pelotas.

¡Me enojé, insulté, no aplaudí, y reclamé más! ¡Esto es Tacuarembó! Y en caso de querer rendir menos, las puertas están abiertas para marcharse, ya que la institución siempre va a prevalecer por sobre cualquier jugador.

Excluidos de ese análisis estuvieron Verges, quien demostró y quiso como siempre, y Aldo, al cual no le llego una pelota en todo el partido.

Gracias a Dios, el técnico pudo ver el mismo partido que nosotros, y no tengo ninguna duda que la semana fue durísima. Se notó en la cancha contra Cerro: la rojiblanca salió de entrada a comerse la cancha y pudo mostrar su mejor juego asociado.

4 - 0 categórico que no ofrece mayor análisis más que la satisfacción de ver, ahora sí, todo lo que querés en tu cuadro, demostrando que la camiseta de Tacuarembó no le queda grande a nadie y que todos quieren estar. Logrando el objetivo de mantener los puntos en casa, nos aprontamos para el siguiente partido.

Durante toda la semana leí en varios diarios que se jugaba una final por el descenso. Las finales son 15, siendo todos los partidos que jugamos de local. A diferencia del partido contra el aurinegro, el del pasado domingo jugado en el Parque Artigas fue muy diferente.

Juventud ganó bien y no hay nada que decir, salvo que -aunque el resultado no lo refleje- pudo ser un partido para cualquiera de los dos. A este Tacuarembó le está faltando una cuota de fortuna importante cuando juega.

El Penal de Franco, los golazos de Viega, un Carini disfrazado de héroe en muchas jugadas, y la desgracia de ese gol en el final para acentuar el resultado. Pese a todo, me queda la tranquilidad de que no jugamos un mal partido. Solo falta creer un poco más en nosotros mismos.

El próximo domingo nos toca jugar contra el sorprendente líder del Apertura, al cual, como fanático del fútbol, he ido a ver varias veces y juega muy bien. Lo positivo: Tacuarembó siempre aparece en las difíciles.