La “lejanía” geográfica, el clima y la situación en la tabla, entiendo fueron las causas que conspiraron contra la concurrencia del público. Pero como decía Obdulio, los de afuera son de palo.

Ni me pude sentar en la semi-mojada grada que ya íbamos perdiendo 1 - 0. Para colmo, el gol llega cuando estábamos con uno menos, justo el lateral derecho. Y, adivine querido lector. Sí, nos entraron por esa punta. ¡Todo muy Rampla!

El primer tiempo “fue partido”, hasta pudimos empatarlo. Algún entrevero en el área local pudo haber terminado en la red. Empiezo a pensar que somos el único club del mundo que no consigue empujar una bocha que cruza todo el arco en un corner. Los últimos dos partidos me dan la razón.

El rival no fue nada del otro mundo, llegaba, es cierto, y de forma más clara que nosotros. Pero se cansaron de cortar con faltas y no reparaban en cerrar a cualquier lado. Jadson Viera por ejemplo, parece jugar con un “carpetón” abajo del brazo. Pese a su poca velocidad hizo todo bien, justo es decirlo.

La segunda mitad nos encontró tomando un gol al minuto y ahí se nos fue el partido. Después empezaron a caer los goles, no voy a describirlo, pero nos entraban por todos lados. El peor rendimiento defensivo en todo el campeonato.

El mismo equipo al que la mayoría del periodismo, con cuatro fechas disputadas, da por descendido dominó y debió vencer a uno de los punteros (entiéndase El Tanque Sisley). Es verdad, ese equipo muestra mucha irregularidad y fue ampliamente superado por Danubio.

Luego de haber visto todos los minutos de Rampla en el campeonato entiendo que tenemos con qué. El técnico deberá encontrar el equipo, creo que se impone alguna variante además del regreso de Malán, a quien extrañamos mucho en ataque.

El próximo sábado, en el Olímpico, donde debe hacer meses que no ganamos, nos jugamos una final ante Atenas. ¡Esperemos jugarla como tal!

¡Fuerza Rampla, a seguir metiendo!