No solo perdimos en la cancha

Puteá, enojate, calentate, pero no dañes al club. Porque al fin y al cabo, Fénix somos todos.

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Esperé unos días para escribir la columna. Dicen que cuando uno está enojado tiene que contar hasta diez para calmarse. A esta altura ya conté hasta el infinito más uno y la bronca del partido todavía me dura.

Sin embargo, cuando la calentura por el arbitraje de Andrés Cunha ocupaba todo mi tiempo, la tristeza comenzó a ocupar su lugar.

Muchachos, con el mayor respeto se los digo: no podemos tirarle piedras al juez ni escupir al línea por sentirnos perjudicados. Vamo arriba, ¿qué somos? ¿Cuál es el sentido?

El juez se equivocó, como muchas veces nos favoreció un fallo arbitral. La forma en la que reaccionó un grupo de hinchas, por ahora los sigo llamando así, lejos de beneficiar al club, lo perjudicó.

Entiendo la bronca, pero ese no es el camino. “Por suerte” la sanción solo fue una multa económica, pero pudo ser la quita de puntos. Y si hay algo que sabemos nosotros es lo que vale cada punto.

Yo no quiero agarrarme a la salida con la hinchada rival. Yo no quiero que mis hinchas le tiren piedras al juez. Yo no quiero que se insulte a mis jugadores. No quiero demostrar la guapeza en ese sentido. Quiero ir a ver a Fénix con mis amigos, con mi familia y quiero que mi equipo le gane adentro de la cancha. 

Si hay algo que aprendí a lo largo de estos años junto a Fénix es a llorar y sufrir cuando las cosas vienen mal y a disfrutar en ese abrazo con la persona que está al lado mio a pesar de que no la conozca.

Una de las muchas ventajas que tiene ser hincha de cuadro “chico” es que nos conocemos todos. Quizás no directamente, pero basta con preguntarle a una o dos personas para saber quién es fulano o de dónde salió mengano.

Lo que pasó el fin de semana simplemente fue un traspié deportivo. Nadie duda que la banda está más fuerte que nunca y ante Sud América saldrá a la cancha a buscar el triunfo. Pero si no se da, si el resultado no es el esperado por todos, aprendamos a convivir con la derrota.

Puteá, enojate, calentate, pero no dañes al club. Porque al fin y al cabo, Fénix somos todos.

¡No baja!