¡Qué semanita!

Semana cargadita de derrotas, a nivel nacional e internacional.

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¿Por dónde empezamos? El jueves, en un horario de terror y en plena jornada laboral, nos tocaba ir al Franzini a remontar una serie contra un equipo de media tabla de Paraguay. Serie totalmente remontable y con muchas chances de lograrla, debido a ese gol en la hora de Zunino que nos metió en la pelea.

Lo difícil no era meterles dos goles, porque entre alguna pelota quieta, sumado al empuje que te lleva tener que ganar sí o si, se podía haber encontrado con esos dos goles. Lo difícil era mantener el arco en cero.

Y eso fue lo que sucedió. Ganando 1 - 0 a los quince minutos, nos ilusionamos todos los que pudimos ir a la cancha, y alguno más también, en que se podía lograr.

No me voy a meter en excusas de que jugamos con diez, de que nos hicieron el gol en el momento justo, porque a pesar de eso hicimos unos muy malos 180 minutos en general, jugando muy poco al fútbol y marcando poco.

El domingo era la posibilidad ideal para acomodarse en el campeonato y en la cancha. Se hicieron varios cambios, se intentó, pero no se pudo. La pelota quieta nos mató. En cada pelota quieta ganaron ellos; en los rebotes, ganaban ellos; las segundas pelotas eran de ellos, y así puedo seguir. Se complica mucho si de cada tres veces que te llegan, te hacen dos goles. Está bravo.

Plantel hay, no quieran culpar a la juventud, porque en las finales la línea de 4 era Cotugno, De Los Santos, Velázquez y Ricca, más Salvador, Camilo, el Tito y el Nacho. Es decir, era un once plagado de juventud, sobre todo en defensa, que fue lo que más se destacó en las tras finales.

Creo que estamos sintiendo la ida de Porras, para mí el que más se extraña por lejos, porque marcaba cuando tenía que marcar y jugaba cuando tenía que hacerlo. No hemos encontrado el sustituto, se ha probado con Graví, con González y con Faber, pero hasta ahora no han dado mucha solución.

Claro está que son todos jóvenes que están haciendo sus primeros minutos en Primera y les toca sustituir a uno de los grandes responsables de que Danubio sea campeón.

En cuanto a los de arriba, me parece que Castro es una especie de Quiñones, que desaparece y cuando le das dos centímetros la tenés que ir a buscar adentro. Santiago González no ha hecho malos partidos, pero se ha destacado más por su lucha que por su juego.

Y Farías, para mi gusto es el que ha tenido mejores movimientos. No le llega una pelota limpia y debe bajar a buscarla muchísimo, eso lo perjudica, aunque ha demostrado que sabe resolver situaciones que para muchos son complicadísimas. Juega limpio y bien siempre, y además mostró una faceta de marca y de lucha que me sorprendió.

Lo mejor: Que falta mucho. Queda mucho por hacer y estamos en carrera todavía.

Lo peor: Seguimos fallando en la creación de fútbol y sobre todo en la presión a la hora de marcar cuando no tenemos la pelota.

Las figuras: Farías, por su juego y entrega, lo más parejo en los dos partidos. Contra Capiatá, anduvieron bastante bien Santiago González y Milesi.

Lo próximo: Rampla en Jardines. Si bien debemos preocuparnos por mejorar nosotros, ojo con Rampla que no juega mal, se defiende bien y ataca mucho. No mereció perder contra River.

PD: No me gusta hacer esta clase de comentarios, pero creo que esta vez lo merece la ocasión porque me calentó de verdad: Al jugador “crá” de Wanderers que hacía señas marcando el número cuatro con la mano a la tribuna de Danubio durante todo el segundo tiempo, le quiero decir que gracias por hacernos acordar con esa seña de que ganamos nuestra estrella nº 4, en parte gracias al penal que Salvador le atajó a él mismo, que no se olvide. Que se acuerde de hacer los penales en las finales y que deje de “pizarrear” a la hinchada en la fecha 3.

Esto se puede levantar, cuerpo técnico hay y plantel sobra. ¡Te juro que en los malos momentos, siempre te voy a acompañar!