​Esta hermosa gente

Afuera de la Sudamericana y agonizando en el Apertura, Peñarol es un cúmulo de decepciones.

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Con un estadio repleto, y habiendo agotado absolutamente todas las entradas disponibles, los hinchas una vez más demostraron el cariño y la perseverancia ante un equipo que aun hasta ayer de tarde mantenía chances en la competición Sudamericana. Como si el éxodo a La Plata no hubiera sido suficiente, 50.000 personas se dieron cita en el Centenario una vez más.

Peñarol venía de perder ante Wanderers con un penoso rendimiento en varias líneas donde Fosatti optó por cuidar a algunos jugadores y así resignó nuevamente las chances de revertir la situación en el Apertura. Quedaba la quimera Sudamericana donde para pasar había que convertir y evitar que nos conviertan.

El aurinegro salió a la cancha con su mejor equipo y bajo un recibimiento ensordecedor de la gente, que no estaba dispuesta a dejar perder a su cuadro. Y los primeros minutos fueron a puro empuje y mucho estudio por parte de los dos. Pero con el correr de los minutos, el manya fue encontrando una brecha por el sector izquierdo con un Jorge Rodríguez inspiradísimo.

La apertura del marcador llegó luego de una falta al "Japo", falta que remató Tony y que encontró la cabeza de Viera que la mandó a guardar. El gol fue un envión anímico para el equipo ya que las tribunas rugían y obligaban a seguir de largo.

Estudiantes terminó el primer tiempo contra las cuerdas, y así fue que el talentosísimo Jonathan Rodríguez encontró un espacio dentro del área y remató sin piedad para poner el 2 a 0. El aurinegro se fue al vestuario en su mejor momento y todos hubiéramos deseado que esa primera mitad jamás terminara.

Los segundos 45 comenzaron de la misma manera, aunque el pincharrata no se resignaba y buscaba con poco futbol el descuento. Con los minutos vinieron los cambios, Orteman por Pacheco y Nuñez por Zalayeta, y así se entregó Peñarol...

Sin la Pantera en cancha no había quien bajara balones en el campo rival y por ende se dejó de atacar, y así fue que el mirasol comenzó a retroceder en la cancha.

Luego de una serie de balones divididos perdidos, Carrillo encontró tiempo y espacio y remató desde lejos un balazo que se coló en el parante derecho de Pablo Migliore. Como si lo estuviéramos esperando, llegó el descuento y con eso la desesperación.

El encuentro se fue con Estudiantes atacando más y llegó increíblemente la hora de patear penales. Con ejecutores de poquísima jerarquía como es el caso de Carlos Nuñez, que no me explico que sigue haciendo en el club, Peñarol perdió la Copa, y con eso otro semestre tirado a la basura como si nada.

A pesar de tener un plantel carísimo y un cuerpo técnico con tiempo y dinero a disposición para traer a cualquier jugador que se desee, estamos a Octubre y ya no peleamos por nada.

Ahora llegará el momento de cortar cabezas, de buscar culpables, de hablar de nuevos técnicos y de refuerzos soñados, y más aun con las elecciones a la vuelta de la esquina. Yo a decir verdad no se a quien culpar, pero tengo muy claro quién es la víctima en toda esta situación: la gente

El hincha aurinegro acompañó desde el primer partido, fue a todos lados, pasó frío, calor y se mojó, sin nunca callar su estruendoso aliento. Pero el equipo sale a la cancha y parece "cagarse" en todas esas personas como si nada se les debiera, como si fueran solo jugadores y no jugadores de Peñarol.

Habrá que esperar al consuelo clásico para tapar con un dedo esta triste realidad, pero está claro que la hinchada de Peñarol se merece muchísimo más, la institución está en deuda y alguien la va a tener que pagar.