Ocho, siete, seis
Se jugó la fecha número ocho. De los siete goles que tuvo el partido, seis fueron violetas.
Aplastando el invicto de Racing, la viola gustó, ganó y goleó de visitante.
Qué lindo que es volver a la Defensor así. No hablo de la goleada, me refiero al disfrute por el juego. Desde la Libertadores que no veo a los jugadores divertirse tanto en la cancha. Disfrutar del juego colectivo que tan bien saben lograr.
Las jugadas salían solas. La dupla Giorgian - Luna estuvo más aceitada que nunca. Dibujaban con la pelota e hicieron goles de todo tipo. Y se reían.
El gol de Nacho Risso es alucinante. Él mismo se queda mirando al arco, hasta que confirma que la pelota efectivamente se mete adentro. Un golazo que confirma la vigencia eterna de nuestro nueve.
Aplausos una vez más al planteo de Curuchet. Neutralizó al puntero y sacó las mejores armas violetas. De Campaña a Luna, todo funcionó bien.
Me quedo con las declaraciones de Fuji al final, explicando que más allá de los seis goles, importan los tres puntos. Con un baño de humildad dijo que no era consecuente al momento de Racing en el campeonato, refiriéndose a estos partidos raros que a veces se dan y son aislados al contexto que está viviendo el cuadro.
Yo repito lo de siempre, no éramos los peores antes, ni los mejores ahora. Lo que importa: la cuarta victoria consecutiva para confirmar que Defensor se aferra a esta copa. Que se alejó de la zona del descenso y que la única preocupación es bajar a los de arriba.
Estamos para soñar en grande. Otra vez.