Otra vez El Diez

El Diez es imprescindible para entender la resurrección del Sud América de los últimos años.

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A riesgo de parecer repetitivo, todo parece indicar que de nuevo una genialidad del Diez fue la que permitió que al final, rescatáramos no un “puntito” sino un “puntazo” de un partido que se iba como agua entre los dedos y nos traía de nuevo a la derrota, después de tantos minutos sin perder y disfrutando de la victoria.

Pero no, ahí estuvo de nuevo El Diez, como siempre, como desde la primera vez que se puso la naranja hasta ahora, admirado por muchos y pretendido por unos cuantos.

El Diez iluminó la tarde con otro de sus pases de otra dimensión y Colman, acumulando ganas, bronca, energía, presiones y puntería, fusiló sin piedad al golero rival, demostrando que un goleador jamás pierde el olfato.

Pero de El Diez, ya ni hace falta decir nombre y apellido, todos sabemos de quién estamos hablando.

E
l Diez -y los inolvidables jugadores del ascenso- nos trajo de nuevo a Primera y volvió a construir, sin proponérselo, un ídolo para los más jóvenes hinchas buzones: esos que están en el infantil, esos que están en inferiores, esos que ya desde la Quinta o la Cuarta miran con el rabillo del ojo a la Tercera y al primero. Esos ya saben quién es El Diez en la IASA.

Cuatro empatados al hilo, dos ganados, más aquel triunfo de la primera fecha dejan atrás las dos derrotas y permiten ver la tabla -a falta de seis fechas para el fin del Apertura- con optimismo, cierta tranquilidad (que no es dormirse en los laureles) y con la certeza de que tenemos un equipo muy bien armado, definido en su estilo de juego y en sus respuestas ante la adversidad.

Ya sabemos que con estos jugadores no hay bajón anímico que dé por entregado un partido, ya sabemos que con estos jugadores tenemos una característica que tanto extrañamos durante tantos años: la rebeldía.

Pero, como se sabe, la rebeldía por sí misma, solo el esfuerzo, nada más que la fuerza, no alcanzan. Para eso también tenemos lo que se necesita en materia de desarrollo creativo del juego.

Un Bebu cada vez más metido y yendo a todas, tenga para ganar o perder en cada jugada. Un Centurión que por momentos destella talento y suma en sacrificio. Un Pellejero referencial en el medicampo.

Y El Diez. Como les dije tantas veces, este, nuestro Diez, es imprescindible para entender la resurrección del Sud América de los últimos años.


A esta altura del campeonato, una palabra para nuestra defensa. Pereiro y Argachá, cada uno de su lado y en lo suyo, se han ganado el puesto que ya habían adquirido con entrega y calidad en los últimos tiempos. Carrera y Martínez se solidifican en la zaga.

Alonso colabora y Maureen puede estar tranquilo que si se lesiona, como esta vez, los que vengan también la pueden mandar al fondo de la red como él nos tiene acostumbrados.

En el arco, Irazún sigue entregándonos todos los partidos salvadas providenciales, que en la memoria del hincha se anotan y se festejan como si fueran goles a favor.

Y, sin olvidar a ninguno de los muchachos del plantel, los que alternan en el banco y comparten con nuestra Tercera, el destaque de siempre para Fabián Yantorno, que cada vez que entra demuestra cómo hay que pelear y jugar por el orgullo de un cuadro.

Q
ué lindo es saber que Sud América juega bien y tiene rebeldía para dar vuelta cualquier circunstancia. Qué lindo es saberlo mientras nos terminamos de acostumbrar de nuevo a la A.

Gracias a todos. Y en especial gracias a El Diez, por tanta alegría, sacrificio y talento desparramado dentro de una cancha con la camiseta naranja siempre muy transpirada.