La derrota ante Atenas ratificó la irregularidad del equipo a lo largo del Apertura y profundizó el bajón que mostró el cuadro en las últimas fechas.
 
Desde que comenzó el campeonato, Fénix siempre salió a buscar los partidos y asumir el protagonismo del juego. Esta actitud, que a todos nos gusta, requiere una solidez defensiva para ser efectiva. Algo que hasta el momento no se logró.
 
Responsabilizar al arquero y los defensas de los malos resultados sería caer en un facilismo, por más que hayan cometido errores. Un equipo lo integran once jugadores y cada uno debe cumplir su rol tanto a nivel ofensivo como cuando no se tiene la pelota.
 
“Hay que echar al técnico” piensan varios justificando su opinión en los resultados que cosechó el cuadro. Desde la directiva se decidió cortar el ciclo de Juan Tejera y apostar a una nueva propuesta. Quizás el error se cometió en ese momento, pero interrumpir este ciclo, desde mi punto de vista, sería cometer una nueva equivocación.
 
Se me vienen las imágenes de cuando pasamos del “Ronco” López a Julio Ribas, dos técnicos absolutamente opuestos, y me convenzo más de mi postura.
 
Para el próximo partido, el equipo tendrá variantes obligadas producto de suspensiones y futbolistas convocados a la selección Sub 20.
 
Pensar que hay equipos que ponen el grito en el cielo y amenazan en la AUF cuando sus jugadores son citados  para participar de los amistosos juveniles. La única diferencia es que ellos tienen recambio de sobra y los demás mortales tienen que apelar al ingenio para cubrir esas bajas. 
 
Enfrente estará Wanderers que se reencontró con el triunfo y cuenta con la ventaja de tener un plantel que hace tiempo que trabaja con el mismo cuerpo técnico.
 
Está claro que es difícil, pero apelando a una frase hecha “en la cancha son once contra once” y hay que ver que puede pasar. Ojalá que sea lo mejor y si no es así habrá que seguir mejorando porque todavía queda mucho camino por recorrer. Hemos salido de peores. Sin miedo, con confianza, siempre Fénix.
 
¡No Baja!