Escalera al cielo

Otra vez ganamos el clásico, otra vez de visitante y otra vez de atrás, confirmando una vez más la paternidad sobre Fénix.

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Al terminar de subir los ridículamente desparejos escalones del Parque Capurro que llevan a la tribuna visitante (¿quién diseñó esa escalera?), constaté lo que seguramente todos con mucha razón suponíamos: la fiesta estaba del lado de la visita.

Banderas, globos, humo verde y blanco, instrumentos (hasta trompetas se llevaron, tremendo despliegue) y muchísima más gente de la Academia que se su tradicional rival. Yo entiendo que les esté yendo mal, pero habría 500 personas.

En los once del ya histórico entrenador Mauricio Larriera repitieron Affonso, que volvió a hacer un muy buen partido, y Dany Acosta. Por su parte, Darwin volvió a ocupar el lateral izquierdo.

Debo decir que el primer tiempo de Racing, concretamente los primeros minutos, fue de lo peor que le hemos visto últimamente. El pressing (muchisimas veces con foul, es cierto) del rival, sumado al intenso viento en contra, no nos permitía salir prácticamente de nuestra mitad de la cancha.

Por séptima vez consecutiva nos convirtieron un gol antes de cumplirse 15 minutos de juego. Justificadísimo, además. Lo que no deja de sorprender del mejor equipo el campeonato es la reacción que demuestra cada vez que le toca estar abajo en el marcador. Sin jugar bien, ni ser prolijo, emparejamos las acciones y fuimos en busca del empate.

Una jugada individual vertiginosa de Cristian Tabó, baluarte de este campeonato, terminó con un penal bien sancionado cuando lo tomaron entrando al área. Volvió a convertir el flaco Affonso para igualar los tantos. Para el partido que habíamos hecho, negoción.

El segundo tiempo sí fue todo de Racing, que, fiel a su estilo, buscó el triunfo tocando y jugando al fútbol. El local, fiel al suyo, se jugó al contragolpe y a pegar patadas.

A los 10' tuvo que salir de la cancha Tabó, golpeadísimo, para que entrara Zabala, que probaría ser determinante. Y si de golpes hablamos, no podemos olvidar que quedamos con un jugador de más por una acción flagrantemente antideportiva de Pallas sobre Mauricio, quien para evitar que este último se fuera solo de frente al golero, lo derribó usando todo el cuerpo. Criminal.

Diez minutos después de este suceso encontramos, por medio de un excelente centro desde la izquierda y un cabezazo de Didi, el segundo gol. Y a los 15' Affonso se retiró también dolorido para darle paso al Torito, que también sería importante en el triunfo.

Inesperadamente, por lo menos para mí por el trámite del partido, Fénix llegó al empate faltando poco para el final. Con la tribuna local en pleno festejo por la posibilidad de cosechar tal resultado y el equipo haciendo tiempo en la medida que le fuera posible, la Academia se fue arriba en busca del triunfo.

Pasada la hora, un centro de JP encontró la cabeza de Fernández, que la bajó para que Malrechauffe definiera, también de cabeza, y nos hiciera delirar en la tribuna que ya nos ha visto disfrutar incontables veces. Descontrol total de toda nuestra gente que una vez más vivía un triunfo merecido y agónico.

Los goles de Agustín a Danubio, el de Damián a Wanderers, el del triunfo frente a Tacuarembó, el de Mauricio a Rampla, y ahora este convierten a este torneo en el más infartante y emocionante de todos.

Ya que en virtud de eventos ajenos a nuestro alcance, se extinguieron las chances de obtener el titulo del Apertura, cabe hacer un pequeño balance. No quiero ser obsecuente, pero lo este Racing ha sido sencillamente sensacional. Más que digno de un campeón.

Por el puntaje, sí. Pero sobre todo por el juego. Siempre yendo hacia adelante, siempre fiel a su estilo y siempre con tremenda actitud para dar vuelta resultados adversos y para definir partidos chivos en la hora.

No quiero ser injusto con la larga historia de Racing, de la cual no he vivido la mayoría por mi edad, pero sin dudas Mauricio Larriera se mete con este despliegue y este puntaje (el mejor de nuestra historia en un torneo corto) en la historia del club como uno de los mejores técnicos de nuestra historia. Basta para ilustrarlo que, a falta de dos partidos, ya somos vicecampeones.

Por eso quiero aprovechar este ínfimo rincón de expresión de todos nosotros para hacerle llegar nuestro agradecimiento al cuerpo técnico, a este plantel increíble, que tiene unos huevos enormes, y a todos los funcionarios y miembros de nuestra hermosa hinchada.

No creo que haya sido casualidad que hayamos hecho historia en esa cancha, esa misma que nos vio renacer hace no tantos años, cuando ganamos después de más de 20 partidos.

Y es que para saborear lo dulce, hay que haber conocido lo amargo. Lo más lindo de todo, es que la aventura sigue y hay mucho por qué soñar.

Buscaremos mantener la racha frente a River este fin de semana en un partido que promete. Apretado abrazo de gol clásico para todos.

Racing, ¡y nada más!