Levantarse y seguir
Luego de la columna post descenso esta es quizás la más difícil de escribir.
Estamos a miércoles y ya no pude encontrar más excusas para no hacerla. Ya hice las cosas que tenía que hacer para facultad, todo. Todas esas cosas que en una semana normal suelo postergar para hacer la columna, esta semana estuvieron antes. Es que casi estamos más cerca del próximo partido que del pasado clásico. Es tiempo de dar vuelta la página, no sin antes dejar algunas reflexiones.
Perdimos un clásico más, uno donde teníamos todo para ganar y hasta (no me tiembla el pulso en decirlo) para golear. Pero, en materia de clásicos últimamente siempre hay un pero, una vez más no pudimos. Tuvimos el “match point” a los 15’ del primer tiempo en ese contragolpe de cuatro contra uno, pero no pudo ser. Debimos habernos ido ganando la primera mitad por más goles y luego liquidar el pleito en el segundo.
Justo es decir que nos ganaron en buena ley, pero en mi humilde opinión el partido era un empate. Ellos (tuvieron al golero tirado un buen rato sobre el final) no querían nada, pero se encontraron con un gol. Nosotros, hicimos cambios para no perderlo y nos salió mal. Sobre la hora tuvimos una que su golero atajó con la cara, de haber sido gol hoy todo sería felicidad. Por eso mismo no parece justo decir que todo está mal por un ajustado resultado deportivo.
Sobre el partido, no hay mucho más para decir, salvo algunas humildes consideraciones sobre rendimientos y malas decisiones. El equipo metió, y no perdió por eso. A mi juicio perdió por un tema táctico.
Últimamente Rampla se para como un equipo muy largo, sobre todo cuando vamos ganando. La línea de cuatro final casi adentro del área grande y la de volantes escasos metros más adelante. Los puntas van sobre la mitad de cancha y ahí, en el medio, quedan algo así como treinta metros para dominio del rival. Y nuestro tradicional rival vaya que lo aprovechó. Sus volantes centrales se cansaron de distribuir la pelota, quedando siempre en ventaja ante nuestros volantes que solían estar lejos de ellos cuando recibían el balón.
La diferencia entre la primera y segunda mitad es que dieron ingreso Grossmüll*r, que manejó el balón como quiso y ejecutó de buena manera las pelotas quietas. Virtud de ellos.
Y nuestro técnico parece no haber leído lo que sucedía. Nos damos el lujo de tener a Barreto en el banco y no solo no es titular sino que tampoco entra de suplente. Sacamos a Paul -de correcto primer tiempo y flojo complemento- para darle lugar a Vigneri, quien todavía está por demostrar algo. No juega más D’Albenás, nadie sabe por qué, Richard Núñez podría estar -al menos- en el banco, otra incógnita. Cuando se gana no todo está bien, estas cosas ya se hablaban antes de la derrota clásica. Espero un mensaje de autocrítica del técnico, mostrando que se equivocó con determinados jugadores y cambios. Todavía quedan tres finales y hay que sacar puntos.
Párrafo aparte para la designación del Olímpico. Es nuestra casa y pese al campo de juego siempre deberíamos querer jugar ahí. No entiendo dos opiniones en ese sentido. Desde este espacio felicito a dirigentes, allegados, hinchas, etcétera, por el esfuerzo de darle un clásico al barrio. ¡El único clásico en el barrio de este Campeonato Uruguayo 2014-2015!
Para terminar, me quiero quedar con una imagen. Cuando el juez pitó, la derrota se consumó, nuestro capitán y golero Bernardo Long quedó en el piso, visiblemente afectado por el resultado. Casi inmediatamente, Bruno Barreto, quien estaba en el banco de suplentes, corrió varios metros para acercarse a él para levantarlo y consolarlo. Esas son las actitudes que un hincha común rescata de ciertos jugadores y eso es lo que debe hacer Rampla, levantarse y seguir. Tenemos el objetivo de quedarnos en primera y no debemos quitar la mira de él.
¡Fuerza Rampla, a seguir metiendo! ¡Ahora más que nunca!