Domingo lluvioso. Nos enfrentábamos en el Monumental al ultimo vicecampeon uruguayo, que venía de ganarle y de la mejor manera a Peñarol en el Centenario. Era un partido especial por donde lo mires, ya que necesitábamos sumar de a tres y aprontar el clásico de la Villa de la mejor manera.

Por suerte se nos dio, metiendo a morir con el luchador incansable (Hugo) y toda la banda que se rompió el alma para conseguir los tres puntos. Al igual que nuestra hermosa hinchada, que una vez más acompañó al plantel después de un campeonato duro para nosotros. 

Con la vuelta al plantel del Ardilla Caballero, quien para mí tiene que ser titular (sin desmerecer a nadie) en el clásico junto a Pablito Melo ¿Por qué? Por la experiencia en este tipo de partidos, experiencia como jugador y además son jugadores de la casa. Los queremos mucho y ellos lo sienten como nosotros.

Ahora ya palpitamos el clásico, vamos con todo como siempre y aunque nos den menos entradas vamos a hacer del clásico una fiesta y alentar hasta quedar sin garganta. Para hacer sentir en la Villa quién es el verdadero grande y mostrar que somos distintos y que bancamos a este plantel pese lo que pese.

Yo por suerte conseguí mi entrada, como tantos de la familia villera, pero otros lamentablemente (no lo deseo) se van a quedar sin entradas por un cupo absurdo y además un precio que mata a la familia.

¿Hasta cuándo dejamos a las familias fuera del fútbol? Deseo de todo corazón que el clásico se viva en la cancha y en el barrio sanamente y en paz. ¡No a la violencia, gente!

Hasta el sábado, familia, ¡nos veremos por el Olímpico!

Somos el barrio. ¡Cerro Cerro!