Balance picapiedra
Un año más pasó y es indefectible no pensar en un balance del mismo. Más aún tratándose del año de nuestro centenario.
Si nos paramos 365 días atrás, estábamos en la Segunda División primeros en la tabla, con técnico de la casa, pero donde no queríamos estar. Después todo se complicó, se renovó el plantel, Codevila se fue (lo fueron) y agarró Saralegui.
Hay que reconocerle el mérito de encauzar el barco y -playoffs mediante- conseguir el ascenso. Por ende, debo pasar raya y concluir que en ese plano el año fue positivo. Hoy, mal o bien, estamos en Primera y con chances de mantener la categoría.
El semestre en Primera tuvo sus altibajos. En realidad, debería sentirme conforme. Antes de comenzar el campeonato me sentía satisfecho con lograr 17 puntos en el Apertura, y lo logramos.
Pero (siempre hay un pero) es imposible obviar que concluida la fecha once -previo al clásico- le habíamos ganado a Peñarol (en quizás el mejor partido rojiverde del año) y teníamos 16 puntos. En las últimas cuatro fechas cosechamos solo un punto y ese fue el mayor "debe" del segundo semestre.
Fuimos el último en subir, la preparación no fue la mejor, algunos jugadores llegaron tarde, teníamos un plantel corto. Todos esos son factores que no se pueden obviar. Aunque suene a excusa, afectan el rendimiento. Esto quizás explique que lo más bajo del campeonato fue al principio y al final, cuando lo físico afecta más.
El clásico, ese partido que todos queremos ganar, tuvo sus sinsabores. Este picapiedra celebra que se haya jugado en nuestra cancha y saluda a todos aquellos que lo hicieron posible. Lamentablemente tuvimos todo para ganarlo y no lo hicimos, además lo perdimos fatalmente en la hora. Pero esto, junto a las siguientes derrotas, no nos puede hacer pensar que todo está mal.
Estamos en la pelea. Va a ser durísimo, pero de conservar un buen plantel (con el técnico que toque) Rampla puede quedarse en Primera.
En el plano extradeportivo hay cosas por demás positivas. Arrancamos el año con la fiesta picapiedra festejando nuestros 100 años. Fiesta que, pese al esfuerzo de algún desubicado, mostró al pueblo picapiedra más unido que nunca.
Correcamientas, cenas, remeras, vinos y una larga lista de etcéteras demostraron que el Rampla social (ese que conocieron y disfrutaron mis abuelos) está más vivo que nunca. Eso debe crecer, depende pura y exclusivamente de nosotros (los hinchas) que siga creciendo.
Cuando se escribieron estas líneas no había una definición sobre el destino económico del club. Se manejó la posibilidad de la formación de una SAD (Sociedad Anónima Deportiva) para encargarse de la parte estrictamente deportiva del club.
Sin tomar posición, y siempre buscando el mejor destino del club, este humilde ramplense entiende que se trata de un debate que los picapiedras debemos tener. Los destinos económicos del club deben ser puestos a consideración de los socios e hinchas, y son estos quienes deben acercarse y comprometerse con la institución.
Por encima de las gestiones debe estar la gente, y debe ser esta la que se organice para trabajar por el club. Ojalá el año próximo nos encuentre un poquito más unidos y un poquito más cerca del club que queremos.
Para cerrar este espacio me permito mandarle un abrazo rojiverde a todos los picapiedras. Levantando una copa para que la realidad de nuestro club sea un poquito mejor en 2015.
¡Fuerza Rampla, a seguir metiendo! ¡Ahora más que nunca!