Fuimos el peor equipo del Clasificatorio con un récord de 1 – 11, ganamos solo en la primera fecha y como visitantes. Hubo partidos que perdimos en el cierre, otros donde recibimos goleadas importantes, cambiamos extranjero y el ánimo de todos por momentos no fue el mejor.

Si nos quedamos solamente con estos apuntes, el panorama es absolutamente desolador y podemos creer que solo un milagro nos salva del descenso. Sin embargo, debido a la forma de disputa del torneo, las diferencias con el resto no son tantas: dos puntos con el mejor clasificado (Larre Borges) y medio punto con el más próximo de la tabla (Montevideo).

Entonces, ¿Por qué no tener esperanza? Es tiempo de seguir adelante, entender la importancia de estos juegos y seguir acompañando hasta el final. La llegada de Rammel Allen nos va a dar más peso en el juego interno y es responsabilidad del plantel y cuerpo técnico encontrar la forma de que sea determinante. Se emprende una causa muy difícil, tal vez la más compleja en esta década de competencia al más alto nivel local, pero tampoco hay que desnaturalizar las cosas ni darles una dimensión mayor a la que realmente tienen.

Si toca quedarse, estaremos felices y buscando que el próximo año sea mejor. Si toca irse, se trabajará para volver lo antes posible. Ahora tenemos la primera fecha libre y luego clásico con Olimpia en Colón (martes 21:15).

Linda oportunidad para cortar la racha negativa, ¿no le parece?