Quiero, vale cuatro

El sabor amargo se va diluyendo, porque la ilusión de traer la LSB estaba latente en todos los corazones playeros.

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No sólo por soñar, yo lo creía posible, alcanzable. Malvín había jugado muy bien, ganándole a buenos equipos y jugando lindo, encontrándole el punto a los rivales y mostrando un buen juego colectivo. Fallamos en el último partido de la fase semifinal ante Boca. Ahí, al clasificar segundos, nos cruzamos en primera instancia con Baurú y fue fatal. Y sí... caímos a tierra porque no se puede creer lo que jugaron estos brasileros. De verdad no fallaban ni un tiro y lo que es peor, con 40 puntos de ventaja defendían mejor que nadie.

Una lección de básquetbol de principio a fin de quienes terminaron llevándose la copa. Nada más para decir. El premio consuelo era subirse al podio, pero tampoco pudo ser. Boca nos gana una vez más y ahora con un triple en la hora. Todo parecía conspirar contra Malvín, desde las malas condiciones con las que recibieron al equipo hasta los resultados que se dieron. 

Esa sensación amarga se fue, porque llegar hasta acá es histórico para el club. Sin dudas quiero seguir por este rumbo. Bienvenido el cuarto puesto en América, bienvenidos esos 500 puntos internacionales del Enano vistiendo la azul de la playa. Bienvenido este sentimiento que no te lo puedo explicar. Ahora es soñar en casa, por la cuarta estrella.

Nos vemos en Biguá… ¡Malvín y nada más!