Yo lo vi (ce campeón)
Cerramos con broche de oro un año casi soñado al darle vuelta el partido a Peñarol, tras entrar al segundo tiempo dos goles abajo.
¿Qué decir que no se haya ya dicho de este hermoso plantel y cuerpo técnico que nos ha regalado tanto? Este domingo nos volvieron a emocionar, dando una clase de estirpe, estilo, coraje y muchísimo fútbol.
Esta, la ultima columna de este año, como tal debería estar enfocada más que nada a hacer un balance de lo que fue el año, pero ¿cómo no hablar del partido del domingo?
Lo real es que hoy por hoy somos más que Peñarol, y no me parece que salga de la lógica el 10º triunfo del semestre. El tema es cómo se dio. La alineacion no presentó sorpresas, mas allá de la improvisacion -o no- de Torres en la zaga, al no poder contar con Brasesco ni Malrechauffe. Buen partido del Vampiro.
Arrancó mejor el equipo de Larriera, que tuvo la apertura en los pies del flaco Affonso, pero no pudo ser. A los pocos instantes, la localía encontró un gol mediante tiro de esquina. Resulta sumamente curioso y extraño a esta altura que no hayamos podido solucionar eso: en los ultimos nueve partidos recibimos un gol en el entorno o antes de los 10'.
De cualquier modo, muchísimo más interesante resulta que, de todos los partidos que empezamos abajo en el marcador, hayamos ganado seis y empatado uno. Perdimos solo tres, que fueron todas las derrotas que sufrimos esta última mitad del año.
Volviendo a la noche del domingo, incluso después del gol aurinegro, el dominio siguió siendo de la Academia, que sin tanta claridad, quizás, en ese primer tiempo igual generaba peligro. Totalmente fuera de contexto el segundo gol de Peñarol que los puso dos goles por encima.
Para el segundo tiempo salimos decididos a ganar el partido. Poco importó ir perdiendo por dos goles contra un grande en el Estadio. Tan solo 20 minutos nos tomó resolver la disputa a nuestro favor.
Después de ya haber desaprovechado varias chances claras de las 18 que tuvimos (sí, 18), Dany Acosta (el jugador del partido, indiscutiblemente) definió de forma notable desde el borde al área para poner el descuento.
Poco después sacó provecho de un rebote en el golero rival, y el propio Daniel puso el marcador en tablas. Y fue él mismo quien le puso un pase exquisito a Gabriel Fernández, para que este nos hiciera delirar una vez más, consumando una remontada historica.
El resto del partido fue en mayoría un deleite para nosotros en la tribuna, y quienes lo vieron por televisión. No aumentamos la ventaja porque el destino y el juez de línea no quisieron, al anular un gol evidentemente lícito marcado por JP. También a causa de no cerrarlo del todo, pudimos sufrir el injusto empate en la arremetida final de Peñarol.
Así culminó el partido y el mejor campeonato corto en la historia del Racing Club de Montevideo. Pero lo importante no es solo la tabla (por si fuera poco), sino haber llegado hasta allá arriba manteniendo intactos los valores y la identidad de esta hermosa institución.
Siempre yendo hacia adelante, y siempre en base a fútbol y valentía. Y por todo eso, tendremos que estar por siempre agradecidos a estos muchachos y al gran Mauricio Larriera y su equipo.
Nadie puede negar que nos han hecho vivir un semestre inolvidable por donde se lo mire. Pero si hubiera alguien que aún no estuviera convencido, veamos algunas cifras:
6: los partidos ganados de atrás.
5: los partidos ganados pasada la hora.
32: los goles convertidos y los puntos cosechados. Suficientes para ser campeones en la mayoria de los torneos cortos.
10: los triunfos.
71: los puntos en el descenso. Está claro que no entra en la cabeza de nadie la Fatídica, pero esto ilustra que aun en el caso imposible de que no sumáramos ni una unidad en todo Clausura, seguiríamos sin tener problemas.
57: los puntos cosechados por el Racing de Larriera en el año calendario. Suficientes para pelear por la tabla anual hasta el final. Incluso teniendo en cuenta que el primer semestre del año nos vio en la lucha por no descender.
Pasan muchas cosas por la cabeza de uno (y de todos, supongo), como la posible clasificación a una copa y los sueños que siguen y seguirán intactos. Cómo pasamos de uno de los peores (si no el peor) directores técnicos de nuestra historia como Rosario Martínez, a uno de los mejores sin duda, como Mauricio.
Cómo nos conmovimos con este equipo, a veces hasta las lágrimas. Cómo hemos visto crecer y madurar a nuestros juveniles; Acosta, Gorocito que se fue, Tabó (sobre todo), Zabala, Affonso, Dudok y su primer gol, el siempre seguro Lalo, la vuelta del capitán e ídolo que no tengo ni que nombrar, Lacoste, y los goles de Agustín a Danubio, entre otros.
Y ni hablar de la satisfacción de haber formado un gran grupo entre los jugadores, de haber contado con el aliento incesante de la hinchada que hasta llegó a agotar las entradas y de haber ganado un nuevo clásico de atrás y de visitante.
Como dije al inicio del campeonato: soñar no cuesta nada, y hay razones de sobra para hacerlo. Ya habrá tiempo para ver cuál será nuestro destino, pero algo es indudable, durante muchos años nos podremos llenar el pecho de orgullo y decir "yo lo vi".
Muchas gracias a todos, felices y cerveceras fiestas.
¡RACING Y NADA MÁS!