No son nuevos los nervios, esa adrenalina que corre cuando en tan pocos segundos pareciera que el mundo se acaba. Anoche vivimos un partido infartante, vibrante… un partido a lo Aguada. Ese amor que nos hace poner a prueba nuestro corazón una y otra vez para demostrar que se puede.

Veníamos bajos en la defensa y con un juego muy poco claro, lo que costó el primer partido de la serie. Pero en la noche de ayer el equipo salió a pelearla y puso la actitud que se le estaba reclamando.

Se mostró control del juego, buena defensa y en el ataque efectividad. Un partido que se jugó hasta el último segundo, peleando por la pelota y buscando el dominio de principio a fin. ¡Esto es Aguada, señores!

En el final Hebraica intentó llevarse el punto pero ese cachetazo de Leandro García Morales nos devolvió a la vida sentenciando el final 79 a 78, empatando de esta manera la serie 1 a 1.

El Oso fue el goleador de la rojiverde con 26 puntos y Leandro marcó 25, en los que cuenta el doble en la hora, causante de varios abrazos, de la inexplicable alegría y un pueblo vibrando al grito de gol. ¡Aguadita carajo!

Daban esta serie como la más atractiva, y quizás lo sea. Dan a Hebraica como favorito, y quizás lo sea, pero acá estamos, de pie y dando pelea; no sería la primera vez que demostremos a todos lo que es Aguada.