REYmúndez
Es cierto: Wanderers no jugó bien, pero ganó. No jugó bien, pero nunca renunció a su idea de juego.
Semana previa muy cargada para el bohemio. Con las idas del medio titular, se sumó la derrota el sábado en Florida, frente a El Tanque Sisley. Y para variar, el mismo club que vino por Eguren, también quiso llevarse a Alfredo Arias. Un gesto de caballero de Alfredo, que no quiso ni siquiera escuchar la oferta y se quedó para cumplir su contrato en el club.
Muchos entenderán y otros no, pero Arias paró un equipo alternativo en el debut del Torneo Clausura, título que defiende el bohemio. No fue el mejor partido de Wanderers, no se llegó a jugar como el técnico lo pide y luego del gol del conjunto local fue muy difícil entrarle, en una cancha en la que cuesta jugar al fútbol.
El DT hizo variantes para tratar de cambiar el rumbo del partido, pero no era la tarde de los jugadores del Prado.
Y luego llegó el día tan esperado. El martes Wanderers debutó en la Copa Bridgestone Libertadores, luego de jugar la pre-Libertadores en el 2008 y quedar afuera con Cienciano.
La ansiedad reinaba por los pasillos del Parque Central. El bohemio volvía a la Copa con sueños renovados y un debut que era fundamental para las aspiraciones a la clasificación en el grupo (no sumar los tres puntos de local contra el equipo venezolano era comprometer seriamente toda chance de pasar la serie).
Un primer tiempo con bastantes errores y un conjunto de Wanderers que parecía un poco nervioso en la cancha (lógico para un grupo que, en su mayoría, nunca había participado de esta copa internacional, con un promedio de edad de tan sólo 22 años).
En una corrida infernal del puntero de Zamora, el conjunto venezolano puso la ventaja para la visita. La cosa parecía complicarse.
Wanderers intentaba jugar por abajo, pero Zamora presionaba muy bien, de tal forma que ni Diego Riolfo ni Nico Albarracín podían manejar los hilos del partido. Los venezolanos estaban con un hombre de menos, pero Wanderers no podía aprovechar esa ventaja en la cancha. Unos minutos más tarde el árbitro boliviano equiparó las cosas expulsando a Adrián Colombino.
Cuando en la tribuna todo era nervios, ya que no se veía el empate por ningún lado, Gastón Bueno envío un gran pase a la punta para la trepada de Maxi Olivera, que puso un gran centro rastrero y Gastón Rodríguez puso el empate, justo al final del primer tiempo.
El gol permitió ir a los vestuarios con más tranquilidad y eso se notó en el segundo tiempo, que comenzó con un Wanderers más sereno, tocando la pelota. Poco duró la tranquilidad: luego de un error en el fondo, con un zapatazo de otro partido, Zamora logró poner nuevamente las cosas más difíciles.
Wanderers sin jugar bien, no renunciaba a jugar por abajo. Alfredo metió dos cambios para cambiar el rumbo del partido. Ingresaron Yuri Galli y Leandro Reymúndez, saliendo Dieguito y Gastón.
La gente murmuraba y la paciencia se iba consumiendo, hasta que luego de una corrida infernal de Leandro -que no dio por perdida una pelota- le cometen penal y roja para el defensor venezolano. Nico lo transformó en gol con un magnifico remate y puso el empate para el bohemio.
El hincha volvía a soñar, con un conjunto de jóvenes en la cancha que corrían y dejaban todo por esta camiseta. Yuri probó varias veces de media distancia para hacer suspirar a más de uno en la tribuna.
Y es ahí cuando se cumple el sueño del pibe, del que vino del Cerro al Prado para jugar la Copa Libertadores. Luego de un córner corto, Nico Albarracín metió una pelota exquisita para la cabeza de Leandro REYmúndez, que puso el 3 - 2 final para el bohemio.
Así Leandro se convirtió en figura, en una noche especial para el bohemio y ni que hablar para el pibe, que estuvo a punto de dejar el fútbol. Leandro se convirtió en Rey por un día, un día que no lo va a olvidar nunca más.
Con un tractor y generador de fútbol en la mitad de la cancha, como lo es Santi Martínez, un incansable por la banda Alex Silva y un Nico Albarracín que apreció cuando el equipo más lo necesitaba.
Es cierto: Wanderers no jugó bien, pero ganó. No jugó bien, pero nunca renunció a su idea de juego. No jugó bien, pero siempre buscó la misma manera para intentar ganar el partido.
La hinchada los aplaude y les agradece por un gran partido de fútbol, pero más que nada por una demostración de amor por la camiseta, un corazón gigante para jugar al fútbol y nunca renunciar a ganar.
Se viene la Boca, pero no hay que dejar de lado el Clausura. Partido que promete el fin de semana. Se juego el clásico del Prado y hay algo que sabemos que no va a faltar: buen fútbol.