Demasiado

Confirmamos nuestra recuperación en la tabla al volver a ganar un clásico en nuestra casa después de mucho tiempo. Demasiado.

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Debo decir que me saqué un gustó enorme. Si bien ya había visto a Racing ganarle a Fénix creo que de casi todas las formas posibles (de atrás, en la hora, de visitante, yendo último y con más de 20 partidos sin conocer la victoria, etc.), nunca lo había visto hacerlo en el coloso de Sayago.

Y no solo que esta hermosa victoria se hizo esperar 20 años, sino que llego en un momento fundamental, ya que nos pone en camino a nuestra segunda participación internacional.

Otro partido que ganamos, fue el de afuera de la cancha. Triplicamos en gente y color a la tímida parcialidad albivioleta que apenas se hizo presente en Sayago.

Del partido en sí, no hay demasiado para comentar: se jugó y vivió como un clásico, tanto por los protagonistas como por nosotros. Seguimos jugando con línea de 3, a pesar de que eso hace que Juan Pablo juegue de carrilero.

No obstante, volvió a ser la manija del equipo y anotó otro gol más. Sin dudas el capitán ha sido el mejor de la Academia este campeonato.

A pocos instantes de haber comenzado el partido ya estábamos en ventaja. Quizás eso nos hizo jugar un poco mas distendidos, ya que los equipos dirigidos por el tacaño Rosario Martínez carecen de volumen de juego.

Sin embargo, Racing estaba dividido en dos equipos, uno cuando defendía y otro cuando atacaba. Si bien dominaba la pelota e intentaba jugar (tampoco generaba demasiado peligro), a veces parecía un tanto vulnerable en defensa. Tanto era así que el rival, aunque sin merecerlo, encontró el empate en una jugada nacida de un saque de banda.

A partir de acá hubo unos minutos raros en el partido, en los que pudimos incluso quedar abajo en el marcador, hasta que nos encontramos con el gol nuevamente.

Un saque de arco del Loco, que termina siendo un pase para Affonso, quien después de un desborde lo ve bien a JP y le tira un taco, para que el último se la ponga en la cabeza a Zabala en el segundo palo. Didi que vence la resistencia de Mejía y el Osvaldo Roberto volvía a estallar. No era nuestro mejor momento, pero tuvimos la virtud de mandarla a guardar.

La segunda etapa tuvo tres etapas marcadas, en mi humilde opinión. Los primeros minutos, en los que Fénix (de más está decir que sin jugar a nada, como cualquier equipo de Martínez) se volcó sobre el arco académico; los siguientes 30, donde Racing dominó, por momentos hasta jugó bien y pudo ampliar la ventaja; y los últimos instantes, en que nos dedicamos a cerrar el partido como pudimos.

Lo que queda de este clásico son tres puntos vitales que nos dejan quintos en la Anual, con igual cantidad de puntos que Defensor, y uno mas que Juventud y Danubio, y un historial cada vez más amplio a favor frente al rival de todas las horas.

Por delante: dos finales ante equipos que se disputan el titulo del Clausura en las que habrá que sumar para alcanzar el ansiado puesto de clasificación a la Sudamericana. Esperemos que River vuelva a caerse en el cierre de un campeonato y cosechemos tres puntos más.

Hasta ese día será entonces, abrazo de gol clásico.