La Academia del Prado

Hacia allá vamos, a copar Avellaneda, con el sueño intacto, a acompañar a estos pibes que no van a estar solos.

wanderers-festejo.jpg

La pregunta que nos hacemos todos los bohemios: ¿Cómo hacer para concentrarnos esta semana, en el trabajo o en el estudio? Lo único que pensamos es en el gran momento que estamos pasando en esta Copa Libertadores.

Entras a Twitter o a cualquier página de deportes para fijarte las últimas novedades del equipo. A los dos minutos volvés a entrar y por las dudas ponés refresh en la página por si alguien colgó algo de último momento.

Es difícil poner la cabeza en otro lado. A cada lugar que vas, la gente te pregunta por el equipo, te felicita por cómo juegan los pibes de Alfredo y no falta el uruguayo que te da alguna indicación táctica, como si vos hablaras con Arias todos los días.

Claro que siempre está también el que te crítica a algún jugador y te deja caliente, como si estuvieran insultando a alguien de tu familia. Esto es lo que genera Wanderers: el sentimiento de una gran familia, entre jugadores, hinchas y todos los que trabajan por este club.

¿Y cómo no te vas a contagiar, si los propios jugadores sienten la camiseta como cualquiera de nosotros en la tribuna, trasmiten ese sentimiento en todo momento y alientan al Bohemio como nosotros lo hacemos?

Cómo no alegrarte de un pizzero que dejó la pala para poner una Academia en el Viera y dar cátedra de fútbol; de un pibe de 18 años que bajó 14 kilos en un mes para poder jugar en Primera y ya hacerlo contra el campeón argentino, siendo un infierno para la defensa rival.

de un estudiante que rindió dos revisiones en la misma semana a la que se jugaba -seguramente- el partido de su vida; de alguien que manejaba un montacargas hace unos meses atrás y terminó jugando en La Bombonera; de varios casos que estuvieron por dejar el fútbol y ahora la están rompiendo.

Lo más probable que sean simplemente historias y anécdotas que quedarán en el tiempo. Pero cualquier hincha de Wanderers valora el sacrificio y entrega de cada uno, se enorgullece y seguramente se acuerde de estas "pequeñas cosas" que hacen más fuerte a este plantel y más unida a esta gran familia bohemia.

Son estas pequeñas cosas las que permiten estar hoy en cosas grandes. Son estas las que explican que Wanderers haya sido más que Racing de Avellaneda, desafiando a la lógica que algunos construyen en base a apellidos y billeteras.

Para mí sin dudarlo, fue de los mejores partidos que hizo el equipo en lo que va del año. Wanderers se le plantó a Racing de igual a igual y durante casi todo el partido fue superior. La orquesta de Alfredo volvió más fuerte que nunca y por momentos fue una academia de fútbol para el campeón argentino.

Un dato no menor que no fue muy comentado: Cocca terminó sacando a sus tres mejores jugadores (Milito, Videla y Bou), todos muy bien controlados por Wanderers. El fútbol colectivo del Bohemio fue casi perfecto, la marca por momentos excelente y un golero que cada día está mejor (ni una plancha en el pecho lo frena). Es imposible nombrar una figura, porque el equipo estuvo muy fuerte en todas sus líneas.

Es cierto, el resultado no fue el mejor, el gol de visitante nos dolió bastante. Tampoco fue justo porque Wanderers mereció mucho más que los tres puntos en la ida por los octavos de final.

Pero en pocos días hay revancha y, como dijo, Arias: "Este es un equipo valiente, que logra muchas cosas, que sueña, que se ilusiona y ese motor de la ilusión puede lograr cualquier cosa".

Y hacia allá vamos, a copar Avellaneda, con el sueño intacto, a acompañar a estos pibes que no van a estar solos. El hincha de Wanderers los va a ir a alentar y, ¿por qué no?, a llenar ese tanque de ilusión para poder traer una clasificación histórica.