Jugó bien, jugó mal y jugó peor, pero lo cierto es que el cuerpo técnico que asumió en enero ha cumplido con una buena parte de sus objetivos, y ahora debe ir por más.

El próximo domingo, Peñarol se verá las caras con su eterno rival para definir quién es el verdadero campeón del fútbol uruguayo. El destino parece habernos regalado una nueva oportunidad para que nuestros futbolístas puedan maximizar su poderío ofensivo como no pudieron hacerlo en el "derby" por el Clausura.

Las realidades de ambos equipos han cambiado sensiblemente desde el último encuentro. El aurinegro era un equipo más inmaduro e irregular, y no lograba desplegar su juego por más de 10 o 20 minutos.

Hoy por hoy se ha profundizado más el juego colectivo y nuestros futbolistas visitan el área rival con mucha más asiduidad. Asimismo, Bengoechea parece haber encontrado con la dupla Valdez-MacEachen una cierta solidez defensiva que le ha ahorrado unos cuantos dolores de cabeza.

Por otra parte, Nacional no ha vuelto a conocer la victoria desde el 2 de mayo ante Fénix, habiéndose convertido en un equipo mucho más endeble, anunciado y falto de confianza. Corresponde aclarar que el equipo de Gutiérrez dedicó estas tres fechas a "buscar el equipo" para disputar las finales.

No obstante, los resultados obtenidos ante Cerro, Juventud y Tacuarembó son una clara muestra del crítico momento que vive el rival de todas las horas y de la oportunidad que tiene el campeón del siglo de darle el golpe final.

Sin embargo, el Nacional de Montevideo cuenta con una carta a su favor: Por ser campeón de la Tabla Anual, está a solo 90 minutos de ser campeón uruguayo, por lo que ganando el próximo domingo será campeón. Mientras tanto, el carbonero deberá sí o sí salir victorioso el próximo domingo para disputar la llave final.

Con jugadores que han sido bastiones a lo largo de todo el campeonato como Zalayeta, Diogo y Urretaviscaya y otros que han mejorado en estas últimas fechas como Aguiar, Mac Eachen y el propio Japonés Rodríguez, Peñarol llega a estas finales en su plenitud física y futbolística.

Otro factor relevante es el aspecto mental, ya que los clásicos son encuentros de altísima intensidad, y si bien muchos jugadores salen adelante bajo presión, otros demuestran no estar a la altura de un partido de tal magnitud. Esa responsabilidad pesará nuevamente en el técnico a la hora de elegir el equipo y de dar las charlas pertinentes.

El flamante campeón del Clausura tiene una chance inmejorable de salir campeón uruguayo de la forma más linda, venciendo al eterno rival en las finales. Es hora de imponer nuestro mejor fútbol, nuestra historia y nuestra camiseta para lograr la 50.