Rápido y furioso

La pretemporada tricolor tuvo cosas muy importantes, llena de cambios y de muchas continuidades.

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Foto: nacional.com.uy

El técnico campeón se volvió a ir tal como lo hicieron Carrasco, Gallardo y Pelusso en 2009, entre otros. También se habían ido los que no les fue tan bien. En fin, es difícil repetir técnico en los últimos años más allá de los resultados.

El que se fue pero se quedó fue Munúa, campeón y referente a cada rato en Nacional, esta vez a dirigir el barco desde otro lado.

Ahí empezaron las buenas decisiones: dejar el arco, pues el Negro ya no fue el mismo luego de aquella lesión en el hombro y él mismo se dio cuenta de que tal vez su mejor aporte debería ser desde otro lugar.

Y vaya si lo está siendo: limpió el plantel, dejó afuera jugadores que hacía tiempo permanecían en Nacional sin justificarlo y empezó a transitar un camino más lógico.

Mientras el humo de la prensa tapaba todo apuntado hacia otro lado, Nacional recuperó en silencio a Fucile, trajo a dos de los mejores goleros de los últimos años del fítbol local y repatrió casi sin que nadie se diera cuenta a Seba Eguren.

La vuelta del Loco, que ya no genera tanto revuelo, y la continuidad de Papelito Fernández, más una nueva apuesta a Nacho González, hacen de este plantel un plantel de selección: cinco mundialistas de Sudáfrica, más los que forman o formaron parte del proceso, como Polenta y otros juveniles.

Hablando de la cantera, a medida que pasan los años esto pasa a tener más importancia. Una gran parte del plantel principal está formado de las divisiones juveniles: los recientes ascensos de Amaral, Otormin y Eroza, la continuidad de Gorga, Espino y los más "veteranos" como el Colo Romero, Carlos De Pena o el goleador Barcia.

Nacional tiene un plantel que ilusiona, pero con nombres y buenos jugadores no alcanza. El funcionamiento y la identidad de juego no se ven desde hace años en el club y Nacional debe tener la suya propia. Y ahí parece tener la mayor incidencia la mano de Gustavo Munúa.

Con diez años en Europa viendo el fútbol desde una posición privilegiada, el ex arquero de la selección hace plasmar un fútbol pocas veces visto.

Como dijo Abreu luego de la victoria ante Villa Teresa: se busca jugar rápido, rompiendo con la lentitud y lo tedioso del fútbol nuestro.

Sin pudrirla, jugando simple y rápido, abriendo la cancha y buscando siempre al compañero mejor posicionado, algo que parece no tener misterios pero que es muy difícil conseguir.

En sus primeros 180 minutos de fútbol oficial, el Bolso convirtió 7 goles y pasó por arriba a sus débiles rivales. Todo mérito propio, para ilusionarse, pero con los pies en el suelo.

Se vienen dos pruebas de fuego: enfrentar a Oriente Petrolero en el Parque y recibir al bravo River de Carrasco. Confirmar que lo del comienzo no fue casualidad y que también puede tener efecto enfrentando otras condiciones.