A pesar de las dos derrotas consecutivas, entre ellas la del clásico en carácter de visitante en una cancha en la que hacia muchos años no perdíamos, jugamos con un marco de público realmente envidiable para la mayoría de los equipos.

El primer cambio y, quizás el más importante, fue la posición de director técnico, que la ocupó el también histórico Darío Larrosa. La partida del "Vasco", si bien temprana en el campeonato, calculo habrá sido motivada no solo por los resultados, sino más bien por el rendimiento del equipo.

En tan solo una semana Darío logró, por lo menos, acomodar la defensa. Volvió Lacoste a la zaga, Trindade al lateral izquierdo y Franco Romero al lateral derecho en lugar de Aguilar. Quizás el cambio mas sorpresivo fue el ingreso de Dudok por el mago Leandro Ezquerra, pero justamente el nuevo entrenador buscó el tan mentado balance que nos hacía falta.

El trámite del partido, en función de lo anterior y quizás un poco también en virtud del planteamiento de Sud América, era dominado por nosotros. Sin tener tampoco gran profundidad en los primeros minutos, nos las arreglamos para no sufrir ningún contratiempo defensivo (ni siquiera generaron chances de peligro) y para arrimarnos de a poco al arco defendido por el -nunca mejor dicho- "Perro" Irazún. Ellos, conformes con el empate, esperaban.

De tiro libre y con una ejecución espectacular, el Killer, Líber Quiñones, la puso en el ángulo para convertirse en el jugador que más goles convirtió en todos los tiempos con la camiseta más hermosa de todas con 61 tantos (hasta ese momento).

A partir de acá sí fue partido netamente de la Academia, que producto de la presión y aprovechando un error grosero en la salida del arquero visitante, puso el 2 - 0 por intermedio de los pies de su goleador, que con gran tranquilidad sacó provecho de la situación y alcanzó así las 62 conquistas.

El segundo tiempo sobró. La única chance clara del rival para descontar la diferencia en el tanteador se la dio el árbitro. Es vergonzoso el penal que le regalaron a la IASA. Si se lo pitaran a un equipo grande o hubiera afectado el resultado final del partido, habría sido mérito suficiente para suspender al referee. Como Dios no quiere cosas chanchas, el remate de Luna se estrelló contra el travesaño.

Eso fue todo. El inoperante rival se quedó con 10 jugadores y no pudo generar ni una sola posibilidad clara de achicar la diferencia, mientras que Racing falló en las oportunidades que tuvo para ampliarla. Primero un cabezazo de Quiñones y después una jugada de Ezquerra que no se animó a definir, fueron las más claras.

La semana que viene tenemos un lindo partido ante el golpeado River de JR. Ahí estaremos, saludos a todos.