No si vos sabés
Que más allá del resultado sea una fiesta en paz y que gane Nacional.
Intentar arrancar una columna de opinión partidaria antes de un clásico no es nada fácil. Mucho menos hablar de estadísticas. El objetivo real de estas humildes líneas se perdería totalmente si nos ponemos en la viaje de la interminable discusión de decanatos, escindidos, clásicos, ferrocarriles, ingleses etc.
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Lo que si no se puede discutir es la paternidad enorme que ha mantenido Nacional sobre el rival de casi todas las horas en los últimos 15 años. Tanto en partidos oficiales como en amistosos, donde la diferencia es abismal a favor de Nacional.
Las finales de 2003 y 2010 tal vez habían generado una pequeña diferencia a favor de ellos, pero la ganada por Nacional el pasado torneo emparejó las cosas, al menos en estos últimos años de los que vengo hablando.
Hablar de clásico es hablar de lugares comunes y las estadísticas vaya si lo son. Qué tanto tiene o puede llegar a tener que ver la posición que cada uno trae en la tabla, los antecedentes, los planteles ganadores o perdedores de clásicos y los últimos jugados.
En este sentido me animaría a decir, sin consultar muchos números, que quien llega a este partido con dos resultados que lo favorecen es quien corre con más ventaja. En este caso es Nacional quien debería salir a proponer, quien debería arriesgar y salir a buscar el partido generándole más comodidad a quien solo debe defenderse y sacarse toda responsabilidad de arriba.
¿Qué más pueden pedir los equipos uruguayos que no tener responsabilidad!? ¿Qué mejor en un clásico que esperar y jugar con el error del rival? Y ahí sí, en caso de convertir un gol, terminar de tirar toda la estantería abajo de quien toma la difícil responsabilidad de intentar construir, en un tipo de partido en donde el objetivo suele pasar más por destruir y ganar aplausos con tranques y revoleadas de pelotas a la tribuna.
La otra cara de la realidad es este mismo Nacional, que el año pasado venía de perder en el mismísimo Parque Central contra el ya descendido Tacuarembó y de cerrar un tramo del torneo casi tan malo como el actual, pero que cuando todo el mundo lo daba por muerto jugó una final como pocas veces se ha visto y pasó por arriba a su rival, que más allá de decorar el marcador y darle bastante dramatismo con goles de pelota quieta, se vio ampliamente superado.
Hablando de pelotas quietas, debe hacer la misma cantidad de partidos que no perdemos un clásico que la cantidad de partidos que no recibimos un gol que no sea de esa manera, y creo que eso también dice bastante de las diferentes realidades de ambos planteles de cara a tamaño enfrentamiento.
En fin, muchas cosas se pueden decir, muchas cosas se pueden analizar pero la realidad se verá el domingo. Cada clásico es una historia aparte, historia que al rival de casi todas las horas le cuesta más que a nosotros vivir pero que nada quiere decir, ya que las estadísticas están para romperse.
Yo confío plenamente en este Nacional, confío plenamente en este plantel que nunca perdió un clásico, que sabe bien cómo ganarlo y lo ha hecho de todas las maneras posibles.
El técnico deberá ser inteligente y corregir muchas cosas que a lo largo del torneo no ha sabido corregir. Si Nacional logra encontrar un poquito de ese equipo que nos deslumbró hace no tanto, puede asegurarse pasar mucho mejor que su rival este domingo.
A ellos les sirve no perder pero también hace mucho que no nos ganan y supongo que tendrán ganas de festejar algo más que un empate. Ojala que sea una fiesta, que termine cuando el juez lo diga y no cuando algunos lo quieran decidir, que más allá del resultado sea una fiesta en paz y que gane Nacional.