Apolillado

Sigo confiando en que este apolillado Peñarol debería conquistar el Uruguayo sin sobresaltos y hacer una decorosa Copa.

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El sábado pasado, para derrotar a El Tanque Sisley, el flamante DT desplegó todo su arsenal. Las razones de semejante alineación para enfrentar a un equipo tan anodino respondieron a la necesidad del técnico de probar al equipo que debutará el próximo jueves por la Copa Libertadores ante Sporting Cristal y a la urgencia por mostrar algo mejor que el palido 2 - 1 ante Cerro en el debut.

Lo cierto es que Peñarol disputó un encuentro muy acorde a lo que se puede esperar de un equipo a inicio de la temporada. Disperso y falto de "timing" en defensa, lento y anunciado en la transición, y particularmente impreciso.

Con dos goles en la primera mitad, el aurinegro aseguró en buena hora los tres puntos. Con gol de Murillo se abrió el placard a los 17 minutos. El "Balota" cafetero gozó de un auspicioso debut: además del gol aportó movilidad y dio una clara muestra de su capacidad técnica en el desmarque y en el juego colectivo.

Quien brilló, pero por su inusual destrato con el esférico, fue Diego Forlán. El delantero se mostró especialmente impreciso y entreverado. De todas formas, su excepcional calidad le permitió asistir a Luis Aguiar, que ejecutó un balón cruzado desde afuera del área para poner el segundo y definitivo gol.

Más allá de la victoria preocupan dos aspectos, fundamentalmente. El primero de ellos es la inestabilidad defensiva, para la que los técnicos que desfilan por el banco carbonero no encuentran solución. El desorden en la zaga mirasol, principalmente cuando es contragolpeado, es uno de los aspectos que Da Silva deberá cuidar de cara al debut internacional.

A su vez, la condición física del plantel brinda motivos para estar alerta. Si bien, como mencionamos, el inicio del calendario no es el mejor momento para cada futbolista desde este punto de vista, la falta de respuesta del equipo en la segunda mitad es claramente uno de los puntos bajos de este Peñarol.

Si tenemos en cuenta el apretado calendario que se viene, la doble competencia y los viajes, el novel cuerpo técnico deberá apostar por la rotación del plantel y la dosificación de minutos de jugadores claves como Valdez, Aguiar y el propio Forlán.

No es la esperanzadora víspera a un debut por Copa que uno esperaba, al punto que no sé si el título de este artículo refiere a la impronta que ha tratado de imponerle Da Silva a este equipo, quizás infructuosamente; o a los baches tácticos y defensivos que persisten, aun ante el cambio en la conducción técnica.

De todas formas sigo confiando en que este apolillado Peñarol debería conquistar el Uruguayo sin mayores sobresaltos y hacer una decorosa participación en la Copa.