Ni los dichos
Técnico que debuta... pierde 5 - 1. Ni los dichos nos tienen piedad. Todavía duele la humillante derrota del domingo frente a Peñarol.
Antes que nada, tengo que pedir disculpas. En la columna anterior terminé diciendo que ya no podíamos ir más abajo y ahora tengo miedo de volverlo a decir porque no sé dónde meterme si Danubio nos hace 7 goles.
Pero vamos por partes, después de la salida de Tejera, Eduardo Acevedo vino a hacerse cargo de un barco prácticamente hundido. Con jugadores que él no pidió y en un momento crítico que tampoco eligió.
Sin embargo, nos sorprendió los primeros 35 minutos. El partido tuvo un comienzo interesante y Defensor parecía que se estaba encaminando. Se vio un juego más ordenado e inteligente que se terminó de concretar cuando Felipe la colgó del ángulo. Por pocos minutos nos vimos encandilados por la emoción de una nueva era que se aproximaba. Pero duró poquísimo.
Forlán tuvo su mejor tarde desde que llegó y no perdonó ninguna. Ni siquiera cuando cabeceó el quinto gol aurinegro de manera tan espectacular que estaba entre ponerme a llorar o aplaudirlo. Con ese golazo, sentenció la humillante caída violeta. No podíamos caer más abajo y acá estamos. En un pozo gigantesco que parece nunca acabar.
Defensor está mostrando su peor juego en años. Y como algunas otras veces, no estamos acostumbrados a esto. ¡Qué fácil que es no estar acostumbrados a las difíciles! ¿Será porque siempre nos toca estar definiendo campeonatos, siendo el equipo que molesta en la tabla, peleando lugar por copas internacionales?
Posiblemente, y tal vez por eso nos duela tanto. Y cuando cae Defensor, no caen 11, caemos todos. Y nos toca bancárnosla, así nomás. Pero esto es un proceso y Eduardo Acevedo parece que viene con ideas nuevas.
Es por esto mismo que el domingo vamos a estar de nuevo ahí, en un partido complicadísimo con Danubio, esperando el milagro. Si nos toca perder, que sea todos juntos. Pero estaremos aferrados al alambrado con la fe de siempre. Esa que en Defensor, no se apaga nunca.