​De Manchester a Montevideo

La historia de los dos nuevos hinchas violetas que vinieron a alentar a Defensor directo desde Inglaterra.

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Jonathan y Will, los dos hinchas ingleses de Defensor.
Domingo 6 de marzo. 15 horas. Otro ómnibus que desde abajo del puente de Sarmiento nos llevaba a una cancha bastante alejada de nuestro querido Franzini. Las mismas caras de siempre. Sin embargo, había dos hinchas nuevos que se diferenciaban del resto. Por sus remeras relucientemente blancas, banderas atadas al cuello pero, especialmente, por el acento a inglés británico. 

Y es que en el partido con Danubio, Defensor enamoró a otros dos hinchas, que vinieron desde Manchester, Inglaterra, a ponerse la casaca violeta. Cayeron casi de casualidad. Paseando por el Parque Rodó, se cruzaron con el Franzini y se entusiasmaron con la idea de ir. Jonathan, uno de ellos, me contó: "No existió una razón lógica, fue como si Defensor nos hubiese elegido a nosotros"

El dueño del hostel donde se estaban quedado era hincha de Danubio y les hizo el contacto con algunos amigos suyos hinchas de Defensor para que los acompañaran al templo. Podrán imaginar como quedaron los tipos cuando vieron lo que era el estadio, el bajo costo de las entradas, lo cerca que estaban de la cancha, el gol en la hora y los festejos de la gente. Ellos mismos escribieron en facebook que fue "uno de los mejores partidos que vivieron". Y también pudieron entrar a la cancha cuando terminó el partido. Imagínense. 

Como buenos amantes del fútbol, ya son fanáticos. Por eso mismo es que me contaban que el domingo estaban paseando en Punta del Diablo y pensaban quedarse varios días más. Sin embargo, cuando se enteraron de que Defensor jugaba ese mismo día hicieron un cambio de planes. Se tomaron un ómnibus en la mañana para poder llegar al encuentro con Rentistas. 

Y esto me trae al principio. Domingo 6 de marzo. 15 horas. Nos subimos al ómnibus que nos llevó al Complejo Rentistas. El partido fue un poco más aburrido de lo que esperábamos quizás. La cancha hizo el juego muy lento y tuvimos pocas llegadas concretas. Poco importó porque llegó el gol de la mano de máximo ídolo violeta. Que si bien Nico no hizo un gran partido, apareció cuando tenía que aparecer. El Mono nos trajo la tranquilidad, y por fin, logramos terminar un partido con el arco invicto. 

El equipo se afianza de a poco y los hinchas estamos más contentos. Especialmente estos dos nuevos fanáticos a los que ya deberíamos buscarles excusas para que se queden hasta el final del campeonato como buenas cábalas que resultan ser.