El sueño, la realidad y la tarea.

Terminó otro partido de Copa y otra vez no pudimos ni ganar ni marcar goles, ante un rival de medio pelo para arriba, y con un plantel tricolor diezmado por los golpes recibidos.

Este sábado tendremos la suerte de volver a ver en cancha a la camiseta más hermosa de todas, cuando enfrentemos a Nacional en el Centenario.

Creo que por primera vez en varios años Wanderers comienza la segunda parte del torneo con reales posibilidades de pelear el Campeonato Uruguayo.

Usan este caso porque tiene prensa y vuelven a dar un nefasto ejemplo de “igualdad”.

¿No será mucho para definir lo que fueron noventa minutos de fútbol? Créame que no.

Terminó el Apertura y el año calendario. Sólo resta agradecer a este grupo de gurises que dejaron el alma por el equipo que los vio nacer.

El domingo en el Viera, el Mago Marcarié deleitó por última vez.

Se nos terminó el torneo y, por lo menos, pudimos rescatar los últimos tres puntos que quedaban.

A pesar de no haber hecho un mal Apertura (al menos no tan malo como el Clausura anterior) queda el gustito amargo de pensar que tal vez se pudo hacer algo más.

Peñarol finalizó uno de los peores campeonatos de su historia en la octava posición, tras una nueva derrota.

Tantos sentimientos se me generaron que no me aguanté y solté las lágrimas. Nunca me pasó algo igual.